Durán detrás de las aulas: "Hay alumnos que se sienten orgullosos que familiares pertenezcan a bandas"
Los profesores en Durán cuentan que la situación en los salones jamás ha sido como ahora. Jóvenes que incluso se enorgullecen de tener familiares en bandas criminales. Aquí los detalles.
Aún no hay fecha establecida en el calendario para que 31 360 estudiantes de Durán vuelvan a las escuelas. Se podría decir que están entre la espada y la pared, pues si se quedan en casa, la falta de recursos impide la educación virtual, pero si regresan a las escuelas, no hay garantías que en el camino a clases no sean víctima de un nuevo enfrentamiento.
Al momento, el ministerio de Educación, en su contradicción, ha dicho que las clases virtuales continuarán hasta que las condiciones de seguridad se restablezcan, ya que en menos de una semana en Durán se han registrado una veintena asesinatos.
Una respuesta ambigua que deja el regreso a clases en el limbo, pues lo cierto es que ni los policías, ni la Fuerza de Tarea Conjunta en el cantón han logrado detener la violencia.
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En este reportaje, nos adentraremos en las aulas para conocer el testimonio de dos profesores que están en primera línea.
Un círculo vicioso: "Mi tío pertenece a tal banda, lo dicen con orgullo"
Rocío (nombre protegido), es profesora desde hace más de 20 años en Durán y docente en una de las 34 escuelas fiscales hoy cerradas por la inseguridad: "Todo está terrible", reconoce en una entrevista por teléfono.
Recuerda que hace una década atrás, los estudiantes de entre 12 y 15 años, grados a los que aún imparte clases de ciencias sociales, tenían un comportamiento distinto: "Eran respetuosos se veía que tenían valores; eran manejables".
Pero, el inicio de ese cambio fue hace seis años, dice, no por la violencia, en sí, si no con la reforma a la Ley Orgánica de Educación Intercultural (LOEI), "una ley permisible, los chicos fueron cogiendo fuerza, incluso, los padres", describe.
En esa época, otro síntoma se evidenció en 2013 con la tabla de consumo, "se hablaba mucho de que los chicos podían portar un mínimo de droga, entonces, fue el boom, en las escuelas se daba eso, se les encontraba a los chicos que querían portar". Sin embargo, incluso, ahí, la situación no era como la de hoy, dice.
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Aunque la docente descarta que en su salón de clases haya tenido chicos que pertenezcan a bandas, apunta que el problema son muchas veces los familiares, incluso, sus padres que están involucrados: "Tenemos como cinco familias que pidieron clases virtuales porque están amenazados y tienen que salir del lugar de dónde viven y se llevan a los niños".
Lo que se convierte en un círculo vicioso que entrega a los jóvenes en bandeja de plata a las mafias: "Padres que son vendedores (de droga) involucran a sus hijos, entonces, es un círculo vicioso ¿ese niño a dónde va a parar? A lo mismo", Rocío pregunta y ella misma se responde.
Aunque la docente no ha constatado que sus estudiantes sean miembros de banda, en declaraciones a Televistazo, el jefe de distrito de Nueva Prosperian, Roberto SantaMaría, aseguró que el 16% de los menores de edad que son estudiantes en ese sector, "son parte de manera directo o indirecta de un Grupo de Delincuencia Organizada (GDO)".
Rocío dice que hoy en las escuelas conviven dos sentimientos, por un lado, los más pequeños tienen miedo, mientras los que son un poco más grandes adoptan otra actitud: "Lo que yo puedo ver es que tienen miedo, están asustados, pero otros se creen...'mi tío es de tal banda', lo dicen con orgullo...un niño de octavo año".
Las docentes que se han enfrentado a estos comentarios, relata Rocío, suelen hablar con el estudiante para guiarlo y que no lo divulgue en clases, pues podría haber consecuencias: "Le escuchan otros y pueden decir 'mi tío pertenece a la banda contraria' y ahí viene el conflicto".
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A los estudiantes de bachillerato, en cambio, la actitud que ella ha notado es de rebeldía: "Andan en grupo y piensan que son todopoderoso".
"Estamos desamparados"
De las 140 escuelas que hay en Durán, 78 son particulares. De una de esas, José (nombre protegido) es fundador y docente, por ahora, no se acogerán a la virtualidad, aunque reconoce que existe miedo, "los padres en su mayoría están preocupados, el día viernes vinieron a retirar a sus hijos por una supuesta balacera que iba a ver, le damos la orientación, pero no nos oponemos".
Tanto Rocío como José coinciden en el mismo relato de que no ha existido resguardo policial en los perímetros cercanos a las escuelas, "la Policía está escondida no aparece en el barrio, los militares avanzan y atrás se están baleando, no tienen un proyecto de eliminar de raíz, muchos de ellos están involucrados, estamos desamparados", lamenta el docente.
La situación en la escuela de Rocío es aún más crítica, pues son los mismos profesores que deben abrir y cerrar las puertas de ingreso al plantel, ya que no hay conserje, ni personal de seguridad, aunque han pedido ayuda a la Policía, la respuesta no ha sido suficiente, "solo cuando llamamos llegan, dan una vuelta y se van, no es permanente, lo hemos solicitado para la hora de entrada y salida, pero nada. totalmente desprotegidos".
Aunque el panorama de una escuela privada es distinto, Juan reconoce que nadie está libre de la violencia en el cantón.
"Tengo compañeras que se ponen nerviosas y lloran, no es solamente este lugar es prácticamente todo Durán", explica Rocío, docente.
Entre la espada y la pared
Rocío cuenta que ya llevan un día en la virtualidad y, de los 45 estudiantes en su salón, solo dos no se conectaron. Pero la situación económica en los hogares, lamenta, es una limitante para la educación en casa. La realidad es que no todos tienen internet fijo, "hay mucha pobreza, los papitos por ahí le ponen un dólar de recarga, pero perjudica".
Aunque reconoce que, dada la situación de inseguridad, es preferible que los estudiantes se queden en casa. Por ahora, intenta comunicarse con los padres a través de WhatsApp y les insiste en que estén pendientes de las tareas. Sin embargo, la situación es esa, se encuentran entre la espada y la pared o siendo más precisos; entre la pobreza y la violencia.
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