En sus más de 950 hectáreas abriga a patos, venados y los lobos de páramo.
Aquí, la altura dibuja otro ritmo y lo marca todo: en las lagunas de San Borja, en el cantón Patate, los pajonales se mueven con el intenso viento y las montañas retienen la neblina. En este territorio de 958 hectáreas basta ver cómo las laderas...
En sus 100 hectáreas de bosque se recuperan especies que han sido víctimas del tráfico ilegal y la caza. Allí, cada liberación de ejemplares cautivos marca el comienzo de un nuevo ciclo en la naturaleza.
La zona no solo resguarda bosques y ríos, también memorias ancestrales. Entre aves únicas y vestigios yumbos, este territorio recuerda que la conexión entre el cielo, el agua y la tierra sigue viva.
En 1992, este espacio de aguas, rocas y selva fue reconocido como bosque protector, un sello que respalda la conservación de este tesoro natural amazónico.