Testimonio de inseguridad: "a un amigo le dejaron sin dientes tras asalto en el cerro Ungüí, al sur de Quito"
Bertha (nombre protegido) cuenta cómo ella y su grupo de amigos fueron víctimas de un asalto mientras cicleaban en ese sector. Los delincuentes les atacaron con machetes.
Los asaltos violentos a deportistas que recorren en bicicletas el cerro Ungüí, ubicado al suroccidente de Quito, son una realidad que atemoriza a la ciudadanía. El último caso se reportó el pasado feriado de Carnaval cuando ladrones atacaron con machetes a sus víctimas.
A continuación, el testimonio de Bertha (nombre protegido), quien relata lo que pasó el domingo 11 de febrero de 2024 durante el feriado de Carnaval:
"Nos sucedió algo bastante grave. Salimos esa mañana con un grupo de amigos en bicicleta hacia el sur de Quito desde el sector de El Cinto. Al volver, quisimos regresar por el chaquiñán que cruza el cerro Ungüí y alcanzamos a observar a una familia que venía en la misma ruta con dos niños.
También dos hombres y una mujer, todos pintados sus caras con anilina negra y frascos de carioca en las manos. De pronto pude ver que uno de ellos sacó una pistola y el otro tenía un machete. Nos obligaron a bajarnos de las bicis. Me amarraron las manos con un cordón grueso. A mi compañero de ruta que quiso deslizarse por la quebrada, lo empezaron a golpear y dar de machetazos en la espalda.
A los pocos segundos, dos ciclistas llegaron desde el lado contrario y yo empecé a gritar. Entonces, ellos se voltearon y se fueron. Atrás venían mis otros dos amigos que escucharon mis gritos y la mujer me empezó a patear en la boca y en la cabeza.
Yo estaba con casco y con mis brazos tapé mi cara mientras ella me decía que me callara. Se dieron cuenta que venían mis otros dos compañeros y los fueron a alcanzar. Solo escuché que los alcanzaron y golpearon. Se descuidaron de mí, saqué fuerzas, rompí la cuerda que ataba mis muñecas, me subí en mi bicicleta y huí para buscar ayuda.
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El camino parecía interminable. No encontraba a nadie. Los ciclistas que venían también huyeron y me quedé sola en el camino, con un miedo terrible de que me puedan alcanzar y yo sola ya no pudiera hacer nada. Al fin, en una bajada encontré un señor que con su esposa me auxiliaron.
Uno de mis colegas de ruta también había logrado escapar corriendo al lado contrario y por suerte no le robaron el celular con lo que pudo llamar a la Policía Nacional.
Yo también tenía una radio que llevamos y que no me quitaron, con eso les llamé, me contestó el ladrón y me dijo que estaba todo bien, pero yo le dije que se quede tranquilo porque ya estaba con la Policía.
Creo que eso les hizo huir y botar las bicicletas en la quebrada. La Policía entró con motos, rescataron a mis compañeros que están gravemente heridos. A uno de mis amigos le cortaron con el arma blanca. A otro le dejaron sin dientes y le golpearon con el machete en las rodillas. Tiene fisuras en los huesos. Recién salió del hospital.
Me contó la hija del amigo que estaba a mi lado y que recibió varios machetazos, que estos tipos volvieron a asaltar a un grupo de ocho personas que hacían senderismo en el mismo camino al día siguiente. O sea, el lunes a la misma hora, 13:00.
A ellos no les agredieron físicamente. Solo les habían quitado los celulares y les entregaron los chips. No entiendo cómo la Policía no está a esa hora en constante patrullaje o cuando ve que la gente va entrando a ese chaquiñán. No los acompaña, los uniformados muy tranquilos metidos en su destacamento y se supone que estamos en conflicto armado interno".
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