Policía rescata a 8 menores obligados a pedir caridad en el centro de Guayaquil

La policía detuvo en Guayaquil a una mujer acusada de explotación laboral infantil luego de descubrir que obligaba a sus siete hijos y a un nieto, todos menores de edad, a pedir dinero en varios sectores de la ciudad.

El operativo se ejecutó en la cooperativa Cañaveral, en Monte Sinaí, en el noroeste de la urbe.

Según la investigación, ella los obligaba todas las noches a pedir caridad en las calles del Puerto Principal.

Era una especie de red de trata de niños para explotación infantil, según lo explicó Andrés Rivadeneira, jefe de la Dinapen en la Zona 8 (Guayaquil, Durán y Samborondón), unidad de la Policía Nacional que investiga casos de violencia contra menores.

"A los niños pequeñitos les hacía pedir dinero, pedir caridad, ese era el modus operandi de la señora. Ella pasaba hasta las 02:00 o 02:30 en las calles con los niños. Luego los recogía, porque los dejaba en diferentes puntos, y se iban a su domicilio", explicó Rivadeneira.

Después de cada jornada, ella los llevaba a la casa para recolectar el dinero. En promedio eran 150 dólares por día, pero dormían en colchones sobre la tierra, en condiciones precarias y parte de la vivienda no tiene techo.

Los menores tenían entre 2 y 17 años, comentó Rivadeneira, quien aseguró además que la Dinapen ya había realizado una intervención en esta familia hace dos años.

"La derivamos al (Mies) Ministerio de Inclusión Económica y Social (Mies) para que ingresen a programas y proyectos para la erradicación del trabajo infantil y la erradicación de la mendicidad", acotó el oficial en un video publicado por la Policía Nacional.

Los niños irán a casas de asistencia con terapias de especialistas. En este caso ahora intervino el Gobierno de Estados Unidos con ayuda social para los menores.

Sin embargo, este suceso no es aislado, las cifras oficiales preocupan.

Entre 2021 y lo que va de este año, la Dinapen ha rescatado a 500 menores de edad de estas redes de explotación laboral infantil, solo en Guayaquil.

Y las autoridades reconocen que cerca de la mitad vuelven a entornos de maltrato dentro de sus casas.