15 ene 2024 , 22:03

El alto consumo de droga en EE.UU. y Europa incrementa la violencia en Ecuador

El columnista de Bloomberg, Juan Spinetto, analiza sobre cómo el alto consumo de alcaloides desencadena la ola de violencia que se vive actualmente en Ecuador

   

La delicada situación de Ecuador frente a la escalada de la violencia y el narcotráfico está estrechamente ligada al auge del consumo de cocaína en Estados Unidos y Europa. Este tema es analizado por Juan Spinetto, columnista del portal informativo Bloomberg en su opinión del pasado 12 de enero de 2024, la cual se titula 'Deje de inhalar cocaína si quiere ayudar a Ecuador'.

A su criterio, la problemática también correponde a Latinoamérica y no solamente a Ecuador que antes de 2017 era uno de los países más seguros del continente. Considera que la región no podrá controlar esta epidemia "hasta que se preste mayor atención al lado de la demanda de la ecuación".

Obviamente, eso incluye campañas para generar conciencia entre los consumidores de cocaína en EE.UU. y diferentes naciones de Europa, ya sea para fines recreativos u otros. Al final de todo esto, lo único que queda es "un gran costo social para las poblaciones pobres de los países productores" con una fuerte escalada de la violencia y muertes de inocentes a manos de grupos criminales.

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Spinetto topa un tema que es importante al recordar cómo se logró bajar los índices de consumo de cigarrillo en los Estados Unidos y, aunque parezca ingenuo, eso también se puede aplicar con el uso de estupefacientes. ¿Cómo ocurrió? cambiando la percepción pública sobre los problemas del tabaco y así se podría aplicar con los narcóticos. Un primer paso para lograrlo sería centrarse más en la complicidad de los países consumidores de cocaína -acota- y en los estragos sociales anclados en cada fase de la cadena de producción y distribución de la droga.

Si bien el columnista apunta a que se trabaje para disminuir el consumo, no quita la responsabilidad que corresponde a los gobiernos de la región, principalmente de Ecuador, Perú y Colombia. Su deber es elaborar y ejecutar políticas públicas para afrontar la problemática con estrategias sólidas para desmantelar a los grupos delictivos organizados. Un paso crucial es fortalecer las instituciones.

Como primer paso, los líderes deben dejar de gestionar las relaciones internacionales como si fueran un partido de fútbol en el que solo intervienen los de su mismo partido ideológico.

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