¿Qué licores se han consumido en la historia de las Fiestas de Quito?

El consumo de bebidas alcohólicas ha estado muy ligado a las Fiestas de Quito a través de los años. El historiador Javier Gomezjurado Zevallos asegura que varias clases de licores han acompañado a los capitalinos a inicios de diciembre cuando inician las celebraciones.

Señala que las festividades, tal como las conocemos en la actualidad, comenzaron a realizarse desde los años 60. Fue cuando el diario quiteño Últimas Noticias convocó a la gente con una publicación titulada: “Invitamos a los barrios para el albazo quiteño”.

Es así que el 21 de noviembre de 1959 se hizo el anuncio en el rotativo capitalino. Miles de personas salieron a las calles el 5 de diciembre de ese año para la serenata en la antesala del cumpleaños de la Carita de Dios y eso ha sido acompañado con el consumo de diferentes variedades de licores, dependiendo el estrato social de cada persona.

La serena principal fue la que dieron el dúo Benítez y Valencia en la histórica calle La Ronda y se contó con el auspicio de Paico, un trago anisado que se bebía de forma masiva en las serenatas y bailes populares. Algunos chullas recuerdan que la publicidad radial de ese trago era "Viva Quito salud con Paico".

Gomezjurado cuenta que el tradicional canelazo ha sido la bebida con la que se identifica a las celebraciones quiteñas. En el ‘Amazonazo’ y el ‘Chavezazo’, los bailes más emblemáticos en estas fechas, los vecinos se reunían para festejar al ritmo de las orquestas o bandas de pueblo. En ese punto, el canelazo con la serenata, el ecuavóley, el cuarenta y los cachos (bromas y juerga) se tornaban en una parte esencial de las celebraciones.

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Pero no ha sido solamente el canelazo. El ciudano quiteño también se distingue por consumir cerveza. En los años 60 cuando se realizaban los bailes populares había la cerveza La Victoria cuya fábrica funcionaba en la avenida 24 de Mayo, entre las calles Imbabura y Chimborazo en donde ahora hay un conjunto habitacional

El técnico cervecero alemán Arthur Sahm junto al filántropo quiteño Mariano Negrete la fundaron. En los años 70, La Victoria dejó de producirse y otras marcas de cerveza se posicionaron en el mercado con el pasar del tiempo y se las consume hasta los presentes días.

Otros historiadores apuntan a que la chicha tuvo fuerte relevancia porque era consumida por los pueblos indígenas desde antes de la época colonial. Con el transcurso de los siglos, el consumo de la chicha se redujo y la gente prefirió la ingesta del alcohol destilado, conocido popularmente como aguardiente.

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Antes de los años 60 -acota Gomezjurado- las Fiestas de Quito no se celebraban como se lo hace en la actualidad. Apenas se realizaba una sesión solemne del Consejo Municipal y hay algunos registros de aquello.

A partir de esa década, la gente comenzó a celebrar a la ciudad con una variedad de licores. Por ejemplo, el Mallorca Flores de Barril de la fábrica Excélsior que se ubicaba en las calles Loja y Quijano del barrio de San Sebastián, en el Centro Histórico. En la etiqueta se dibujaba a un niño sobre un tonel, por lo que a ese licor lo llamaban popularmente “el guagua montado”. Allí también se producía el coñac, cremas de menta y frutilla.

La gente de esa época recuerdan que el Flores de Barril se tomaba en la Cueva del Oso, frente a la Plaza Grande en el Palacio Arzobispal, con buena música nacional y compañeros músicos, entre ellos el trío Los Indianos, entre otros artistas.

Otro muy popular era el aguardiente Traguito y Gallito, conocido popularmente como "pecho amarillo", que lo mezclaban con gaseosa de sabor a mora y le llamaban "sangre de pichón". Algunos quiteños preparaban la misma combinación con puntas que compraban a $ 0,80 el litro en la calle Antepara, frente a la Plaza de Toros Belmonte de San Blas.

Traguito y Gallito se comercializaba en las tiendas en botellas grandes y medianas. Algunas personas recuerdan que se vendía en grandes cantidades, principalmente en las Fiestas de Quito. Su slogan en las radios era "Traguito y Gallito, su par a todo dar".

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