Leer lo que más podamos, cuanto más desafiante sea el texto, más entrenamiento.
Al gimnasio, cuatro veces por semana. Correr o salir a andar en bicicleta los domingos. Una carrera 5K, si es que hay una en la ciudad. Crossfit, pilates, box, fútbol con los amigos, actividades para hacer ejercicio hay por todos lados, pero ¿sabías que tu cerebro funciona de una manera muy parecida a tus músculos? O lo ejercitas o lo pierdes.
Por ejemplo, ¿hace cuánto no memorizas un número de teléfono?
Se dice que cuanto más tiempo pase tu cerebro sin utilizar información y conocimientos, más oxidado se pone. Ahora, con tanta tecnología que nos resuelve la vida, podemos pecar de ser los maestros de la pereza mental.
Precisamente mientras escribo estas líneas recuerdo la película de la talentosa Julianne Moore, donde interpreta a una mujer que, de manera prematura, presenta síntomas fuertes de Alzheimer. El problema es que para avanzar en esta columna no me acuerdo del nombre de la película, entonces, ¿qué hago? Simple: ¡voy a Google! Escribo en el mágico recuadro blanco las palabras “Julianne Moore Alzheimer” y, por supuesto, el eficiente buscador me ayuda a encontrar la respuesta “Siempre Alice”, cierto que ese era el nombre.
Noto ese problema en mi, pero lo veo también en los demás. El cerebro se hace presente todo el tiempo, pero por momentos parece que lo dejáramos dormido, como en quietud. El gimnasio o el ejercicio para el cuerpo están perfectos, pero al cerebro también hay que ejercitarlo.
Entonces, investigando un poco sobre el tema me encuentro con algunos artículos que hablan al respecto y explican la importancia de ejercitar el cerebro para expandir nuestro potencial y conservar las facultades mentales ante el paso del tiempo.
Entre esos artículos, me encuentro con la idea de un autor, Álvaro Fernández Ibáñez, quien escribió el libro “Cómo invertir en el cerebro”, donde habla del concepto de la neuroplasticidad, que implica que el cerebro no está fijo y que hay muchísimas actividades que podemos realizar para ejercitarlo.
Según el autor, los ingredientes básicos del ejercicio mental deben ser la novedad, la variedad y el desafío, pues se necesita que ejerzamos en nosotros un poco de dificultad, para que haya estimulación mental.
Aprender cada día algo nuevo, aunque sea un nombre, ayuda a ejercitar el cerebro. Aprender nuevas palabras, evitar el exceso de televisión, es decir, no dejar el cerebro quieto ayuda a mantener la mente entrenada.
Evitar el estrés, porque el estrés reduce neuronas e impide que se creen nuevas. Aprender un nuevo idioma también es un desafío para la mente, así como alimentarse bien es fundamental. Una buena alimentación no solo ayuda al cuerpo sino al mantenimiento de un cerebro activo.
Por otro lado, me encuentro también con un libro (que se puede descargar en pdf, si te interesa), que se llama Brain Fitness, que explica cómo podemos “mantener en forma” nuestro cerebro con una serie de actividades.
Y así, buscando entre otras referencias, también encuentro ejercicios que día a día podemos poner en práctica para mantener activa nuestra mente, como por ejemplo:
Leer lo que más podamos, cuanto más desafiante sea el texto, más entrenamiento recibe nuestro cerebro.
Aumentar nuestro vocabulario (podríamos incorporar una palabra al día, ¿no?)
¡Escribir! porque nos obliga a pensar.
Si vemos televisión, escoger programas que nos hagan procesar lo que estamos viendo, con tramas complejas (no en piloto automático).
Socializar, porque hablar con otras personas requiere de atención, argumentación y es un buen entrenamiento cerebral.
Dormir bien. El cerebro también necesita ese momento para eliminar toxinas y ¿a quién no le gusta descansar?
Escoger juegos, como crucigramas o rompecabezas (hoy en día hay aplicaciones en el celular que son muy útiles).
Y, por último, cambiar la rutina. Cambiemos la forma de trabajar o los caminos que cogemos para ir a la casa, incluir nuevas tareas en nuestro día a día y evitar los días monótonos y repetitivos.
Todo esto me pareció muy interesante, entonces, con la curiosidad de buscar juegos tecnológicos que funcionen para esta finalidad, encontré también algunas aplicaciones para descargar desde el celular o la tablet, que nos ayudan a trabajar la mente.
Empecé hace un mes con una que se llama Memrice, que te ayuda a aprender nuevos conceptos, idiomas o datos sobre diferentes categorías, y también hay otras como Lumosity, MemoryTrainer, Fitbrainstrainer o Brainlab, que tienen funcionalidades parecidas. Debe haber muchas más, es cuestión de buscar.
Entonces, cada vez que se nos olvide algo no pensemos que el cerebro nos está jugando sucio. Lo que está pasando es que damos por hecho que el cerebro avanza solo sin ningún empujón de nuestra parte cuando, lo cierto, es que al cerebro también tenemos que llevarlo al gimnasio.
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