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El escenario que afrontará la nueva o nuevo presidente está marcado por varias situaciones que, según dos expertos consultados por Ecuavisa, se han ido generando exponencialmente desde hace seis años.
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Ecuador llegará al balotaje con dos finalistas que vienen del ejercicio parlamentario. ( )
El próximo 15 de octubre los ecuatorianos tendrán que volver a la urnas para escoger entre las dos opciones más votadas de la primera vuelta electoral.
Decidir quién llevará las riendas del país hasta mayo de 2025 pone nuevamente al electorado entre una opción del correísmo, como ya ha ocurrido en las últimas tres elecciones, y un candidato más afín a la derecha. Aunque Daniel Noboa, el segundo más votado del pasado domingo, afirme que su ideología política está alineada hacia la centro izquierda.
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Para la historia ecuatoriana, este es un hecho inédito en el que un gobierno de corta duración, si es que no busca la reelección para el siguiente periodo, debe enfrentarse a varias situaciones graves que se tienen que resolver rápida y efectivamente en tan solo 16 meses.
Tomar la posta a Guillermo Lasso no será fácil, ya que analistas consultados por Ecuavisa han explicado que no se trata de una transición, este debe convertirse en un cambio radical de la política anterior y pasar de las buenas intenciones a los hechos.
Así, el escenario que le espera a la próxima o al próximo presidente está marcado por varias situaciones que, según los expertos, se ha ido generando exponencialmente en los últimos seis años, desde que Lenin Moreno fue presidente.
Desde entonces, una marcada polémica entre los gobernantes de turno y la Asamblea puso al país en medio de disputas de poder, y otros intereses, que dejaron en evidencia las más bajas peleas con juicios políticos a varios funcionarios públicos, incluido el presidente, y posteriormente una facultad constitucional jamás usada desde su creación, la muerte cruzada.
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El país que le espera al nuevo gobernante
Sin duda que de lo que más se habla en las calles es de la grave crisis de inseguridad, producto de la narcoviolencia que tiene a los grupos delictivos peleándose el país por el negocio de la droga.
A esto hay que sumarle necesariamente otro grave problema, las pérdidas económicas en varias provincias ecuatorianas en donde se debe pagar una vacuna, ante el chantaje de los miembros de estas organizaciones criminales, para poder trabajar.
Lo anterior deja abierta la puerta de las fronteras para que miles tomen la decisión de irse en busca de oportunidades en otro lugar, también por miedo a convertirse en víctimas de las extorsiones o morir en el intento de salir adelante ante las faltas de garantías para trabajar en paz.
Y no termina ahí. La poca inversión pública de los últimos dos gobiernos que han arrastrado las consecuencias de una pandemia que ocasionó una severa crisis económica mundial, tienen al Ecuador con altas tasas de desempleo, solo comparables con lo ocurrido en 1999, luego de la crisis bancaria que llevó a la dolarización.
En ese marco de cosas, donde aún falta por citar los reclamos por medicina en los hospitales, vías en mal estado, una alta posibilidad de que se presente el fenómeno de El Niño en la Costa ecuatoriana, ingresos petroleros que disminuyen ante la caída del precio del petróleo, sumado a tener que desmantelar el Bloque 43 ITT en el Yasuní, que genera al país al menos mil millones de dólares al año, según Petroecuador, dejan un panorama preocupante.
La analista Irene Vélez, puntualiza que hay que empezar hablando que se trata de un año de gobierno, porque el ganador o la ganadora entrará en funciones en diciembre, y diciembre es un mes con reducida actividad burocrática.
Por ello, cree que lo que se empiece a hacer se sentirá con más intensidad desde enero. Ella enfatiza que se debe recordar que ya para las elecciones del 2025 hay que prepararse al menos seis meses antes, y tomando en cuenta si el Primer Mandatario se piensa reelegir, entrará en precampaña, acortando su periodo de trabajo.
El nuevo gobierno tiene un desafío enorme, afirma Vélez. Y dependiendo de quién gane va a ser un ambiente completamente distinto. Es decir, es un escenario para Luisa González, sobre todo por la Asamblea, y otro para el candidato Noboa que, posiblemente, va a tener la oposición que ejerce el correísmo en el poder, como ya ocurrió con Guillermo Lasso.
Y es aquí donde entra el principal análisis de lo que está por venir, dado que el éxito de la gobernabilidad lo da la relación entre Ejecutivo y Legislativo, algo que ha sido un problema para los intereses del país que solo ha visto conflictos entre presidente y Asamblea en los últimos dos gobiernos, el último precisamente se termina por las disputas políticas.
De su parte, Oswaldo Moreno, también experimentado analista, dice que lo primero que hay que explicar es que el ganador recibe un país inmerso en la crisis de inseguridad más grande de su historia, un país que está inmerso en una de sus mayores crisis migratorias, también.
"Yo lo resumiría en el colapso del Estado, es decir, ausencia de servicios públicos, ausencia de efectividad, carencia en la ejecución del presupuesto público". Oswaldo Moreno, analista político.
Fueron una serie de políticas sistemáticas que empezaron a ponerse en práctica a partir del gobierno de Lenin Moreno, dice el analista, quien resalta que la situación que el país vive es el síntoma de una ausencia absoluta de liderazgo efectivo en la gestión. Entonces echarle la culpa a la Asamblea, al correísmo, a la Corte Constitucional no alcanza.
Vélez, quien además es articulista en diario Expreso, dice que cree que hay más posibilidades de acercamiento entre el Movimiento Construye y Noboa, en caso de que sea el que llegue a Carondelet, que el que hubo entre Guillermo Lasso y Pachakutik. Además, le suma la experiencia de Daniel Noboa como exasambleísta para saber cómo funcionan las cosas ahí adentro.
"Lo que está claro es que Daniel Noboa, para mí, en caso de que sea el elegido, va a tener que escoger qué proyectos son los que realmente vale la pena luchar, porque el problema de Guillermo Lasso fue que después de la vacunación no tenía idea de en qué proyecto luchar". Irene Vélez, analista política.
Para Moreno el escenario es favorable para cualquier presidente o presidenta que lidere un proceso, y ahí es donde ve que está la debilidad de la candidata González, quien evidentemente no lidera ni la Revolución Ciudadana. "Está claro que Correa es el conductor y será el conductor mientras viva esa esa agrupación, pero Luisa González no ha liderado el proyecto", explica Oswaldo Moreno.
Se puede encontrar una salida a los problemas del país sin tener esa disputa entre Legislativo y Ejecutivo en función del ejercicio de sus competencias, continúa, Moreno. "Cuando vemos lo que está pasando, por ejemplo, con una cédula que es una tragedia poder obtenerla hoy en día. Bueno, eso es competencia exclusiva del Ejecutivo. Y lo mismo ocurre en materia de seguridad, en materia migratoria, entonces me parece que al menos en este lapso de la historia, Lasso, lamentablemente, no estuvo a la altura de la circunstancias".
Finalmente, Irene Vélez dice que es importante que los asambleístas entiendan que es un tiempo corto el que van a estar, y, por ejemplo, en temas de seguridad hay un costo político si se oponen, considerando que esa es una necesidad para el país.
Por eso, indica, que es clave el tiempo y la proximidad de las nuevas elecciones, ya que no van a querer ser recordados como los que dieron el voto contrario a una solución que en ese momento tenía bastante apoyo. "Nadie quiere arriesgarse al costo político, para todas las nuevas autoridades es la oportunidad de ir a la reelección", sentencia Irene Vélez.
Ecuador llegará al balotaje con dos finalistas que vienen del ejercicio parlamentario, con una candidata que deberá demostrar que no está a la sombra de otros y que es capaz de liderar un país, tomando en cuenta que es la primera mujer en llegar a estas instancias, y que además podría ser la primera presidenta del país elegida en las urnas.
Mientras tanto, el candidato Noboa debe dejar claro que tiene la capacidad de no convertirse, ante un posible apoyo de la derecha y ser la opción anticorreísta, en una copia de Lasso. Él también cambiaría la historía al convertirse en el presidente ecuatoriano más joven de todos los tiempos.
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