Hoy la caminata prevé alcanzar la ciudad de Latacunga y llegar a Quito el lunes.
La marcha indígena llegó ayer a la ciudad de Ambato, en su recta final hacia Quito, donde prevé llegar este lunes en demanda de rectificaciones al presidente Rafael Correa.
Los caminantes partieron ayer de Riobamba, llegaron a Ambato y descansaron en la vecina localidad indígena de Salasaca.
La manifestación partió el pasado domingo del cantón El Pangui, en la provincia de Zamora Chinchipe, para recorrer más de 700 kilómetros hasta la capital.
Jorge Herrera, presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), indicó a Efe que hoy la caminata prevé alcanzar la ciudad de Latacunga y llegar a Quito el lunes, cuando se anunciará, de manera oficial, un "levantamiento" de carácter nacional.
Esa medida de hecho se sumará a una paralización general convocada para el próximo jueves por el Frente Unitario de Trabajadores (FUT), la mayor central obrera del país y aliada de la Conaie, con la que comparte un pliego de rectificaciones que han propuesto de manera pública al Gobierno.
Herrera recordó que las demandas abarcan el archivo de unas enmiendas constitucionales impulsadas por el Gobierno, que incluyen la reelección presidencial indefinida, así como la derogatoria de una Ley de Aguas.
También exigen el archivo de unas reformas a la Ley de Tierras, la derogación de unos decretos considerados "antiobreros" y el libre acceso a la educación universitaria, entre otras.
Asimismo, el directivo dijo que la Conaie y el FUT demandan al Gobierno poner fin a la "criminalización de la protesta social" y la liberación de detenidos durante las últimas manifestaciones.
Herrera lamentó que el Ejecutivo no haya dado una solución a sus demandas y aseguró que los indígenas que participan en la acción de protesta no regresarán a sus comunidades hasta que haya una "repuesta concreta".
El líder indígena también afirmó que "no hay ningún tipo de desestabilización" contra el Gobierno en las manifestaciones de la Conaie y el FUT y que estas no buscan hacer "el juego a la derecha", como ha dicho temer el presidente Correa.
Justamente, el presidente Rafael Correa, advirtió ayer durante su habitual informe de los sábados de supuestos intentos desestabilizadores por parte de los grupos de oposición durante la huelga general convocada para el próximo jueves.
El mandatario dijo que no le extrañaría que los grupos de derechas aprovechen la movilización sindical e indígena que, según dijo, intentaría llegar al Palacio de Gobierno y a la sede de la Asamblea Nacional.
"No es un simple paro, quieren reunir a toda la gente en Quito para desestabilizar", añadió el gobernante tras pedir a los ciudadanos "trabajar con mucho más ahínco" durante la huelga del jueves.
"O tienen éxito los mismo de siempre o se fortalece la democracia" durante esa jornada, señaló Correa, que observó la coyuntura como "un punto de quiebre" para el orden constituido.
Incluso comparó la situación actual con el alzamiento policial del 30 de septiembre de 2010, que el Gobierno interpreta como un intento de golpe de Estado y que fue una de las jornadas más difíciles para la administración de Correa, en el poder desde enero de 2007.
"Venceremos en este nuevo desafío", aseguró el mandatario y pidió a la población que rechace las prácticas supuestamente "golpistas" de la oposición.
"No vamos a permitir que traten de desestabilizar al Gobierno", repitió y desafió a la oposición a competir por el poder en los comicios presidenciales de 2017.
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