Las letras del argentino Martín Caparrós calan y remueven hondamente conciencias. "El Hambre", su último libro (Editorial Planeta, 2014), es un retrato mundial de una situación precaria, gravísima, pero de la que casi nadie habla. Como si fuera normal que cada minuto se mueran 20 personas por falta de alimentos.
Las letras del argentino Martín Caparrós calan y remueven hondamente conciencias. "El Hambre", su último libro (Editorial Planeta, 2014), es un retrato mundial de una situación precaria, gravísima, pero de la que casi nadie habla. Como si fuera normal que cada minuto se mueran 20 personas por falta de alimentos.
El escritor, armado con su pluma, agudeza y un compromiso con la humanidad, recorre India, Bangladesh, Níger, Kenia, Sudán, Madagascar, Argentina, Estados Unidos y España. En aquellos países encuentra a seres que por sequías, pobreza extrema, guerras o marginación sufren hambre. Caparrós (Buenos Aires, 1957) no teme señalar a responsables: empresas, gobiernos, ongs. La obra es, además de un inédito reportaje periodístico, una poderosa denuncia.
Cada historia está escrita con una fuerza impactante, que desgarra al lector. Como las de aquellas mujeres en Níger, que no dejan de tener hijos, aunque saben que al nacer van a morir porque no hay qué darles de comer… Y que su destino es ese. Que Alá dispone su martirio…. Condenadas eternamente. No pueden conocer otra vida que no sea la del dolor.
“El hambre ha sido, desde siempre, la razón de cambios sociales, progresos técnicos, revoluciones, contrarrevoluciones. Nada ha influido más en la historia de la humanidad. Ninguna enfermedad, ninguna guerra ha matado más gente. Todavía ninguna plaga es tan letal y, al mismo tiempo, tan evitable como el hambre. Yo no sabía”.
Son 610 páginas para conocer un mundo que nos parece lejano, imposible. Pero cuando leemos lo que ocurre en países supuestamente desarrollados de América (como Estados Unidos o Argentina) o Europa (como España) no deja de asombrarnos.
"El Hambre" está hecho de sus historias, y las de quienes trabajan en condiciones muy precarias para paliarla. Y las de quienes especulan con los alimentos (como los mismos Gobiernos, cuyo negocio es tener a su población pobre y hambrienta) y hambrean a tanta gente. Como en Níger… El libro de Martín Caparrós intenta, sobre todo, descubrir los mecanismos que hacen que casi mil millones de personas no coman lo que necesitan.
“Cada año, más de tres millones de chicos se mueren a causa del hambre y las enfermedades –tos, diarreas, rubeolas, malarias- que el hambre favorece, que serían solo anécdotas en la vida de un chico bien nutrido. Tres millones de chicos son más de 8.000 chicos muertos cada día, más de 300 cada hora, más de cinco solo en un minuto”.
Y entre esas líneas, como si no dijera nada, el escritor lanza una pregunta que te desarma: “¿Cómo carajo conseguimos vivir sabiendo que pasan estas cosas?”.
**La reseña de este libro va dedicada a Juan Pablo Vintimilla Jaramillo (@pingu01), gran amigo, colega y hermano. Gracias, Pingu, por regalarme “El Hambre” y por creer que, como Caparrós, es posible hacer un periodismo diferente, comprometido con las historias, para mejorar nuestra sociedad y defender la democracia.
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