Hasta ahora no he conocido la primera persona que le guste que le digan cuál es el final de la película o que se lea la última página del libro antes que la primera. ¿Quién quiere saber el final antes de tiempo? ¡Nadie!
Hasta ahora no he conocido la primera persona que le guste que le digan cuál es el final de la película o que se lea la última página del libro antes que la primera. ¿Quién quiere saber el final antes de tiempo? ¡Nadie!
Bueno, pues esa formulita parece que en la vida misma no la aplicamos, porque es como si siempre quisiéramos saber cuál va a ser nuestro desenlace, como si tuviéramos una prisa absurda por saber cómo va a ser nuestra vida mañana, dentro de 6 meses o dentro de 5 años.
Hagamos de cuenta que nuestra vida es un libro. La primera página es el día en que nos engendraron, ese primer momento en que nuestros padres decidieron crearnos. Ahí arrancó toda nuestra historia, y en el minuto en que nuestra madre dio a luz ya empezamos a contar un cuento en las páginas siguientes.
Cada capítulo es una etapa de la vida, y así, pasan las hojas y nuestro libro está siendo escrito a cada instante, aunque no seamos dramaturgos o los mejores narradores, pero ahí, entre tanto y tanto, lo vamos escribiendo. El tema es que cada día que nos levantamos escribimos una nueva página y ¿adivina qué? ¡Resulta ser un libro interesante!
El problema es que vivimos cada día pensando en cómo va a ser el mañana. Es como si “ojeáramos” cada hoja con una simple mirada, con técnica rápida de lectura, como apresurados para pasar a la siguiente carilla para ver qué nos va a pasar después.
Entonces se nos olvida que en la página en la que estamos es que están todos los detalles. Queremos saltarnos al siguiente capítulo para ver qué nuevos personajes va a haber en nuestra historia, para saber en qué nueva aventura nos vamos a meter. ¿Cuál es el nuevo rumbo que tomaremos? ¿Conoceremos a nuestro “amor ideal”? ¿Qué va a pasar con esos personajes llamados nuestros hijos?
Algunos dicen que lo que viene está escrito en las estrellas. Otros creen en el horóscopo, qué dirán los astros. Quisiéramos tener un visor del futuro para saber qué nos va a pasar. Pero, ¿qué más nos puede pasar? ¡Lo que tenga que ser vendrá!
Ojalá no quisiéramos todos leer la última página del libro, en lugar de leer una página a la vez.
“No debes vivir del futuro porque aun no se ha escrito. Tampoco del pasado porque lo hecho, hecho está y no hay vuelta atrás. Vive tu presente. Si tienes que reír ¡Ríe! Si tienes que llorar ¡Llora! Si el amor toca la puerta de tu corazón, recíbelo. Sé el dueño de tu vida, nadie la vivirá por ti.
Y el momento de ser feliz te seguirá esperando”.
(Anónimo)
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