Los padres de niños con altas capacidades intelectuales, revelan las dificultades que tienen para encontrar escuelas para sus hijos

Pablo tiene ocho años, a los cuatro ya sabía leer, su madre cuenta que desde esa edad ya le gustaba entablar conversaciones profundas y escarbar en temas complejos, un examen para medir su coeficiente intelectual, solo confirmó lo que ella sospechaba, el niño tiene altas capacidades intelectuales, 120 es su puntaje, el de una persona común, está entre los 90 y 114 puntos.

Desde el momento del diagnóstico sus vidas cambiaron, en la escuela fiscal donde lo inscribió, sus maestras detectaron que aprendía más rápido que el resto y se aburría en el aula y aunque había voluntad, las docentes le aconsejaron que busque una escuela en donde potencien su capacidad, porque era difícil seguir el ritmo del niño y dejar de lado al resto.

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En su búsqueda, se dio cuenta que tampoco otras escuelas públicas ofrecían las condiciones para educar a niños como Pablo, y no pudo inscribirlo en una escuela privada porque no cuenta con los recursos. El niño ahora volvió a su antigua escuela, una situación frustrante para ambos.

Marianela también padeció en la búsqueda para conseguir una escuela para su hijo quién como Pablo, tiene altas capacidades intelectuales.

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El vacío en el sistema educativo para atender las demandas de estos niños la impulsó a crear un centro educativo privado para niños y adolescentes como su hijo, uno de los pocos en el país.

En las aulas de esa escuela las historias son muy parecidas, niños super inteligentes con habilidades extraordinarias e incomprendidos en la mayoría de casos en las escuelas por las que pasaron.

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Rosalía Arteaga, experta en educación y expresidenta de la República, explica que en el Ecuador y según la media mundial el 2 % de la población tiene capacidades extraordinarias, lo que quiere decir, que al menos 340 mil personas tiene alta capacidad intelectual.

El acuerdo 80 del Ministerio de Educación, señala que el Estado debe prestar una atención adecuada a los estudiantes con dotación superior y además tiene la obligación de ofrecer una educación de calidad que tome en cuenta las capacidades naturales, talentos y sus destrezas.

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Desde esta cartera de Estado indican que se encargan de dar acompañamiento para que haya inclusión para estos niños con necesidades especiales. Aunque esto no es suficiente para los padres de estos menores que recalcan que no han encontrado ayuda ni políticas que en la práctica sirvan para que sus hijos desarrollen todo su potencial.