Desde 2012 no hay año en que no se detecten estas aeronaves usadas por los cárteles que operan en nuestro país.
Abandonadas en pistas clandestinas, otras en medio de plantaciones, aunque en algunos casos solo se encontraron partes de ellas luego de estrellarse, la mayoría cerca al cerro Montecristi.
Su ubicación es estratégica, está a 11 kilómetros de Jaramijó, uno de los principales puertos contaminados por actividades de narcotráfico, está a 19 kilómetros del Aromo, donde se había instalado una enorme pista ilegal para el aterrizaje de avionetas y a 140 kilómetros de la provincia de Santa Elena, otro punto importante para la operación del tráfico de drogas.
Desde 2012 no hay año en que no se detecten estas aeronaves usadas por los cárteles que operan en nuestro país.
Las Fuerzas Armadas han identificado corredores aéreos, que son rutas de vuelos ilegales que salen de Centroamérica, viajan por el océano pacífico y al estar frente a Ecuador giran 90 grados, ingresan por Manabí volando a baja altura para no ser detectados y luego aterrizan para cargar la droga, son cerca de 14 horas de vuelo.
Por eso no hay dudas que un radar en Montecristi es urgente, según el comandante de operaciones aéreas y defensa, Antonio Puga.
Sin embargo, en las últimas semanas este tema generó el reclamo de habitantes de comunidades cercanas que no quieren que allí se instale un radar porque aseguran que no se les comunicó y que su colocación afecta la naturaleza de la zona, algo que según dijeron, está por encima de cualquier plan antidrogas.
Pero, no está todo el aire, el ministro de defensa, Fernando Donoso, explicó que este plan antidrogas también incluye operaciones militares en el mar.
El comandante de operaciones navales, John Merlo, aseguró que es un trabajo coordinado entre las 3 ramas de las Fuerzas Armadas.
El cerro Montecristi, un punto geográfico disputado por las organizaciones de tráfico internacional de drogas en la mira de las autoridades.
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