27 jun 2024 , 14:59

Las avionetas en la Amazonía ecuatoriana cumplen funciones clave para los habitantes de esas zonas

Las avionetas del oriente se usan principalmente para evacuación médica, traslado de médicos rurales, de profesores, de material electoral -en época de elecciones- además el envío de alimentos y agua para la comunidad.

Taisha es el punto neurálgico de las operaciones aéreas en Morona Santiago, queda a 108 kilómetros de Macas y ahí llegan las avionetas de las cuatro compañías que vuelan en la provincia antes de salir a cualquiera de las 202 comunidades.

Son las once de la mañana y el capitán Paúl Méndez alista todo para salir a Psapapentza, en la frontera con Perú. Son 60 kilómetros, en la avioneta lleva pasajeros y materiales de construcción que enviaron familiares de los comuneros.

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Desde el aire se observa la pista de 930 metros, cuando aterriza, apagado el motor, la gente descarga rápidamente y la avioneta queda lista para el regreso.

Esta vez viaja Kiwia, un hombre que necesita atención médica. Su hijo es el traductor porque su padre, al igual que la mayoría de adultos de aquí, solo habla Shuar.

Sí, estoy llevando al hospital de Macas para hacer chequeo”, dice Guillermo Semu, que se traslada con su padre que es paciente diabético.

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El avión vuelve a Taisha para abastecerse de combustible. Hay una revisión técnica visual después de cada viaje.

El despegue depende de que la torre de control autorice, y si se reporta mal clima desde las comunidades, no lo hace. Descargan todo, mientras que el capitán busca otro punto donde no esté lloviendo.

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Entre los que esperan hay médicos rurales, cada 15 días cambian de turno y entonces las avionetas llevan y retiran de las comunidades, en una jornada, a 40 profesionales.

Dos médicas van a Yunwintz, a 20 kilómetros, Renata Ochoa y Kenia Luna nunca habían subido a una avioneta antes de empezar la rural pero están ya acostumbradas. La avioneta se ha vuelto una aliada para salvar vidas.

Kenia dice que el tipo de evacuaciones más comunes son por picaduras de serpientes, de alacranes y generalmente pacientes obstétricas. Renata narra que la última evacuación fue porque atendieron a una mujer de 23 años que presentaba amenaza de aborto.

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Renata y Kenia no solo curan, participan en los eventos de la comunidad. El Día del Niño, por ejemplo, llevaron peluches y ropa a un agasajo. Renata hizo los postres pensando en proporcionar una alegría a los más pequeños que solo salen a las ciudades cuando tienen emergencias médicas.

Son las 5:35 de la tarde y la avioneta regresa a Taisha, se reabastece y se dirige a Wuampuk a 55 kilómetros. Esta vez lleva desayunos escolares. para Paúl Mendez es una jornada normal. En días ajetreados hace hasta diez viajes, como cuando lleva kits electorales o sobrevuela el volcán Sangay con científicos del Instituto Geofísico.

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