El diálogo, a nivel de viceministros, tendrá lugar en la zona fronteriza de Kaesong.
Las dos Coreas mantendrán este viernes una reunión extraordinaria a alto nivel, en la línea del acuerdo de compromiso suscrito en agosto para rebajar la tensión en la península.
El diálogo, a nivel de viceministros, tendrá lugar en la zona industrial intercoreana de Kaesong, situada en Corea del Norte, muy cerca de la frontera.
El anterior encuentro de este tipo, con el mandato de abordar una serie de problemas intercoreanos, se remonta a 2013.
"Esta vez el resultado puede tener un impacto significativo en el camino que toda la relación intercoreana seguirá el próximo año", asegura Cheong Seong-chang, un analista del Instituto Sejong de Seúl.
Toda cita entre ambos campos se saluda como un paso en la buena dirección, pero los precedentes incitan a evitar un exceso de optimismo.
Los anteriores esfuerzos por entablar un diálogo regular fracasaron rápidamente tras el primer encuentro, una señal de la gran desconfianza que impera entre dos países que técnicamente siguen en guerra, tras la firma de un alto el fuego en 1953.
En junio de 2013, los dos vecinos acordaron un encuentro similar sobre la organización de discusiones al máximo nivel, que hubieran sido las primeras de ese tipo en seis años. Pero Pyongyang cambió de opinión la víspera de la reunión y la anuló por cuestiones de protocolo.
El viceministro de Unificación, Hwang Boo-gi, debería representar a Seúl, y Jon Jong-su, vicedirector del Comité Norcoreano para la Reunificación Pacífica de Corea, a Pyongyang.
Prioridades diferentes
Los participantes no fijaron una agenda, pero ambos países tienen prioridades claras, aunque distintas.
Corea del Norte, que sufre escasez de dinero, quiere que su vecino del Sur retome las visitas lucrativas que organizaba en el monte Kumgang hasta 2008, cuando las suspendió después de que una turista muriera por un disparo de un guardia norcoreano.
El regreso de los turistas surcoreanos al monte Kumgang sería una victoria para la propaganda del líder norcoreano, Kim Jong-un, y le aportaría a su país un poco del dinero que necesita.
"Kim necesita repartir regalos al partido y a los dirigentes políticos y alardear (sobre) la riqueza nacional ante su pueblo", dice Nam Sung-wook, profesor de Estudios Norcoreanos en la Universidad de Corea.
"También necesita dinero para completar una serie de recientes proyectos de obras".
Seúl quiere, por su parte, que el Norte permita que las familias separadas por la Guerra de Corea (1950-1953) puedan reunirse de forma regular.
Esas reuniones se celebran actualmente menos de una vez al año y con un número muy limitado de participantes, a pesar de la larga lista de espera, compuesta sobre todo por ancianos surcoreanos que se desesperan por ver a sus familiares del Norte antes de morir.
Para la presidente surcoreana, Park Geun-hye, que llegó al poder con la promesa de acercarse a Pyongyang, un éxito en las reuniones le brindaría la posibilidad de colgarse una medalla.
Park ha hablado en varias ocasiones de la perspectiva de una reunificación de Corea, pero no ha dado pasos políticos significativos para rebajar las tensiones con el Norte y su líder beligerante.
El tema espinoso que se evita abordar en los diálogos intercoreanos es el programa nuclear de Pyongyang. Aunque Seúl podría hablar de desnuclearización, los expertos consideran que ambas partes se centrarán probablemente en objetivos más alcanzables.
"La desnuclearización del Norte tiene que ser vista como el objetivo último del diálogo intercoreano, no como una condición previa", opina Kim Keun-shik, un profesor de la Universidad de Estudios Norcoreanos de Seúl.
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