El hacinamiento y la violencia: el ADN de las cárceles latinas
En 2018 Ecuador fue uno de los países de la región con mayor sobrepoblación.
Las cárceles de América Latina comparten el mismo ADN: La sobrepoblación, la disputa violenta entre bandas, o mejor conocido (aunque erróneamente) como "motines", y la libre comunicación con el exterior. Son características que encajan con el perfil común de los centros penitenciarios de la Región.
Todo aquello se puso en evidencia el pasado 23 de febrero cuando una masacre carcelaria dejó 81 fallecidos en Ecuador.
Esta cantidad de muertes para el argentino Gustavo Fondevila, académico del Centro de Investigación y Docencia de México (CIDE), refleja dos realidades: la existencia de pandillas carcelarias, y segundo, el enfrentamiento entre ellas.
"El corazón de un motín es un pedido, si no hay un reclamo específico, y dentro encuentras 30 o 40 muertos, y no fue causado por la policía, no fue un motín, fue una guerra de pandillas, un grupo que quería controlar el tráfico de drogas dentro de la cárcel y el otro que lo controlaba dijo que no, ahora vendrá un periodo de estabilidad de un año más o menos, hasta que vuelva a suceder". Lo mismo sucede en Brasil y en México, menciona, "es un modelo calcado".
Por lo tanto, llamarlos amotinamientos, aclara, "es la manera oficial de no abordar el tema. En toda Latinoamérica se describen como motines y así lo entienden las autoridades, pero no lo son".
En libertad desde una celda
El acceso al mundo exterior es posible desde una celda. Para el experto, hay que repensar las cárceles: "ya no es un lugar de encierro, tienen tanta comunicación con el exterior que organizan sin ningún problema las redes de narcotráfico desde una celda".
Pone como ejemplo, México, donde revela que el año pasado hubo alrededor de 9 millones de llamadas extorsivas, y "se calcula que 8 millones de esas llamadas fueron originadas desde las cárceles". Así, a pesar de estar detenidos, los reos logran tener acceso a celulares, redes sociales e internet.
Es una realidad en México, pero también en Ecuador. Un ejemplo de ello ocurrió hace poco en el país, cuando en un video se observó a Daniel Salcedo, procesado por la venta ilegal de insumos médicos, realizar un baile junto a otros dos internos, la grabación fue subida a la plataforma TikTok. De hecho, el Servicio de Atención a Personas Privadas de Libertad (Snai), confirmó que se realizó al interior de la Cárcel 4, situada en el norte de Quito.
Además, aquello también se puso en evidencia, el pasado 23 de febrero, en las requisas realizadas por la Policía Nacional, tras el hecho, encontraron: armas de fuego, tijeras, bombas molotov, cartuchos y por supuesto, celulares.
— Policía Ecuador (@PoliciaEcuador) February 27, 2021
”La idea de que la cárcel es un lugar donde encierras a la gente y te olvidas de ella es una idea desactualizada, hay que repensar la cárcel. Eso está sucediendo en toda Latinoamérica las cárceles dejaron de ser lo que eran”, señala. Hacinados en la Región Al peso de las cárceles de América Latina, se suma el hacinamiento provocado por la violencia.”En los últimos 20 años hubo un aumento muy importante en la criminalidad”, dice, y de hecho, América Latina es considerada la región más violenta del mundo, con las mayores tasas de homicidio conocidas, según el informe publicado Naciones Unidas. Ante ello, “la respuesta generalizada fue un aumento del punitivismo es decir, las sentencias se volvieron más largas, más severas, y las cárceles pasaron a tener más presos, sin que hubiese un aumento del presupuesto para el sistema penitenciario”. Aquello, señala, causó que el hacinamieto se vuelvo crónico.
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