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El actor Carlos Villagrán genera preocupación por video en el que luce aturdido en su personaje de Kiko
"Casi se cae", dicen los comentarios. El año pasado el intérprete manifestó que se despediría definitivamente de su personaje, pero parece más difícil de lo que alguna vez pensó.
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Archivo. Carlos Villagrán es un artista mexicano que ha tenido éxito en tres campos: la actuación, la comedia y la política. Es más conocido por su interpretación del personaje de Quico en la serie El Chavo del 8.( )
La edad le pasa factura a todos, nadie se salva, ni si quiera Carlos Villagrán, uno de los actores mexicanos más recordados por la población hispana, gracias a su personaje de Kiko en la serie El Chavo del 8, una producción que marcó y continúa siendo transmitida en televisores-y ahora smartphones- del mundo.
El nombre del actor empezó a ocupar titulares en la prensa vecina después de que videos de su estado actual se difundieran en redes sociales. En el clip el intérprete casi se cae y se lo cataloga como aturdido por más de un usuario, quienes se muestran preocupados de que continúe activo en los escenarios pese a su avanzada edad, 80 años.
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A inicios del 2023 Villagrán dejó en claro que se despediría del uniforme que portó durante décadas para dar vida a su popular personaje, sin embargo parece que tal promesa le está costando más de lo que imaginó, puesto que continúa brindando shows a su público, quienes lejos de criticarlo, le piden que se tome un "merecido descanso".
El artista había manifestado que se dedicaría a viajar por Europa junto a su esposa y escribir un libro sobre su vida en una conferencia de prensa en enero del año pasado, en la que además precisó que este adiós se haría realidad después de organizar una gira de presentaciones en Estados Unidos.
Carlos Villagrán dice adiós al papel de Kiko luego de 51 años
″Llegó el momento de decirle adiós a la gente, adiós a todo el mundo... Tengo la edad para retirarme″, dijo en aquel entonces.
Sin embargo, tal como lo ha manifestado con anterioridad, decirle adiós a Kiko sería como decirle adiós a su niño interior, llegando así a afrontar una realidad radical pero necesaria de analizar: ″Todos los adultos tenemos un niño adentro. El mío se llama Kiko″.
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