20 jul 2023 , 13:44

Por qué el reducir el desperdicio de alimentos no supone un gran beneficio medioambiental

Los beneficios de no desperdiciar comida no estarían ligados al medioambiente, sino a la economía.

   

Un nuevo estudio de la Universidad de Colorado en Boulder (Estados Unidos) sugiere que reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos puede no tener los beneficios medioambientales que esperan investigadores, defensores y responsables políticos, pero podría aumentar el acceso a alimentos más asequibles para la población mundial.

Durante años, la eliminación de la pérdida y el desperdicio de alimentos se ha promovido como una de las medidas más importantes que el ser humano puede adoptar para reducir el impacto ambiental del sistema alimentario.

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Y no sin razón: la pérdida y el desperdicio de alimentos a lo largo de la cadena de suministro representan hasta el 24% de las emisiones de gases de efecto invernadero del sistema alimentario mundial y el 6% de las emisiones totales en todo el mundo. La pérdida y el desperdicio totales en todo el mundo ascienden a una media de 527 calorías por persona y día.

El estudio, publicado en la revista Nature Food, sugiere que reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos tendrá menos beneficios medioambientales de lo que se pensaba. En cambio, los precios de los alimentos bajarán y la gente comerá más.

Los por menores del estudio de los alimentos

Para el nuevo trabajo, un equipo dirigido por el CIRES consideró todas las repercusiones de reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos, utilizando las directrices establecidas por los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas en 2021.

El estudio analizó la pérdida de alimentos (dañados o estropeados antes de llegar a los minoristas) y el desperdicio (estropeados o tirados por los consumidores o los minoristas). Según estas definiciones, la pérdida se produce en el lado de la oferta, mientras que el desperdicio tiene lugar en el lado de la demanda.

Margaret Hegwood, autora principal del estudio y candidata al doctorado en CIRES/CU Boulder, explica que para comprender los beneficios medioambientales de la reducción del desperdicio y la pérdida de alimentos, hay que tener en cuenta también el panorama completo de la reducción del desperdicio: Más alimentos disponibles harían bajar los precios, y eso crearía cambios previsibles en el comportamiento de la gente.

"Digamos que el precio de los cereales baja gracias a las mejoras en la eficiencia del sistema alimentario, ahora uno puede permitirse comer la misma cantidad más a menudo --añade Hegwood--. Los consumidores responden a estas bajadas de precios comprando más que antes, lo que compensa algunos de los beneficios de reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos".

El 24% de las emisiones de gases de efecto invernadero se deben al desperdicio de alimentos.
El 24% de las emisiones de gases de efecto invernadero se deben al desperdicio de alimentos. ( )

Los autores utilizaron un modelo sencillo que analizaba las respuestas de la oferta y la demanda a la reducción del desperdicio y la pérdida de alimentos. "Nuestro modelo básicamente formalizaba ECON 101: reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos desplaza las curvas de la oferta y la demanda, respectivamente", afirma Matt Burgess, coautor del estudio y profesor adjunto del CIRES/CU.

La sensibilidad de la oferta y la demanda a los precios -que obtenemos de investigaciones anteriores- determina entonces cuánto proyectamos que cambiarán los precios y el consumo de alimentos".

La compensación es significativa, y los autores descubrieron que reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos en un 100%, disminuye entre 1/2 y 2/3 de los beneficios medioambientales previstos.

Aunque el estudio modeliza lo que podría ocurrir si se redujera el desperdicio y la pérdida de alimentos, los autores no hacen suposiciones sobre cómo se reducirán ambos. Hay varias soluciones, y todas dependen del tipo de alimentos, la región, los hábitos de consumo, el acceso a la tecnología, la política y las necesidades dietéticas.

Otros estudios similares han analizado las repercusiones de la reducción de la pérdida y el desperdicio de alimentos a escala regional o nacional, pero Hegwood y Burgess afirman que es el primer estudio que conocen que analice el ámbito mundial.

En general, Hegwood espera que este estudio pueda hacer que el debate deje de centrarse en los beneficios medioambientales de la reducción del desperdicio y la pérdida de alimentos y pase a reconocer los beneficios para la seguridad alimentaria.

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"Creo que es probable, al menos hasta cierto punto, que esto pueda significar que nuestros esfuerzos para reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos en realidad podrían no ser tan beneficiosos para el medio ambiente como pensamos que podrían ser, pero es súper beneficioso en términos de seguridad alimentaria --concluye--. Y creo que es muy importante que la gente piense en ello".

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