En tanto, los sitios web chinos ganan más usuarios a nivel mundial por su oferta variada y económica
Informes del país asiático indican que unos dos millones de personas se encuentran empleadas para vigilar la actividad en blogs y sitios de redes sociales en Internet.
Según el diario The Beijing News, la mayoría son de los departamentos de propaganda y de otros organismos gubernamentales, para interpretar la opinión pública y para ayudar a preparar la respuesta a las críticas públicas. La publicación agrega que los vigilantes niegan las afirmaciones de que están usando el dinero de los contribuyentes para suprimir las opiniones de estos últimos.
El gobierno chino rutinariamente intenta bloquear la discusión de temas controvertidos en Internet, pero analistas indican que el régimen se está volviendo cada vez más sofisticado en el uso de redes sociales y en su respuesta a las críticas.
Crece la tendencia de comprar a sitios web con sede en China
Cada vez más personas combaten la inflación comprando en China. No es que los viajes al gigante asiático se hayan disparado, sino que en los hogares crece el hábito de adquirir electrónica, ropa, indumentaria, juguetes y accesorios en supermercados chinos virtuales, que distribuyen productos a todo el mundo a un precio tan bajo que hacen temblar a sectores industriales, dejándolos desprotegidos por esta competencia no tradicional de las fábricas, que del otro lado del mundo reducen costos con mano de obra muy barata.
En Argentina, por ejemplo -según la Cámara Argentina de Comercio Electrónico (CACE)- hay unas 700 mil personas que ya compran en sitios web del exterior. El consumidor que hace unos años tenía temor al poner datos de su tarjeta de crédito en Internet, ya se anima a navegar en las llamadas tiendas orientales on line, como AliExpress, Dealextreme o Pandawill, donde encuentra variedad de productos que en el país cuesta el doble o el triple.
“No tenemos oferta de ciertos productos a ese precio, y por eso se aprovechan las ofertas de los portales”, explica Patricia Jebsen, titular de la CACE. El caso típico es el de conseguir zapatos de muy buena calidad a 10 dólares, que aún con el recargo, como anticipo de ganancias del 20% a la compra con tarjeta, sigue siendo más barato.
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