1. Remitentes desconocidos o suplantados: Los estafadores suelen enviar correos desde direcciones que imitan a instituciones legítimas. Es importante verificar la dirección de correo del remitente; si contiene errores ortográficos o proviene de un dominio público como @gmail.com en lugar de un dominio corporativo, podría ser fraudulento. 2. Errores ortográficos y gramaticales: Los correos fraudulentos a menudo contienen errores evidentes en la redacción, lo que indica su falta de legitimidad. 3. Solicitudes urgentes de información personal: Desconfíe de correos que soliciten datos personales o financieros de manera urgente. Las instituciones legítimas no suelen pedir esta información por correo electrónico. 4. Enlaces y archivos adjuntos sospechosos: Evite hacer clic en enlaces o descargar archivos adjuntos de correos sospechosos, ya que pueden dirigirlo a sitios web maliciosos o instalar malware en su dispositivo. 5. Ofertas demasiado buenas para ser verdad: Si recibe correos con ofertas irresistibles o premios inesperados, mantenga la cautela, ya que podrían ser intentos de estafa. Verifique la dirección del remitente: Asegúrese de que el correo provenga de una dirección oficial y confiable. No proporcione información personal: Nunca comparta datos sensibles a través de correos electrónicos no solicitados. Mantenga su software actualizado: Tener actualizados su sistema operativo y programas de seguridad ayuda a proteger contra amenazas conocidas. Desconfíe de correos no personalizados: Los correos legítimos suelen dirigirse a usted por su nombre, los genéricos pueden ser sospechosos.