¿Existe competencia entre hermanos?: así puedes evitar la rivalidad fraternal
La rivalidad emocional entre hermanos es algo recurrente durante la niñez, sin embargo, no es un juego. ¿Es inevitable? Una especialista ecuatoriana comparte consejos y ejercicios para gestionar correctamente las emociones entre ellos.
Fijarse en cuál es la galleta más grande, quién tiene más caramelos en la sorpresa, cerciorarse en la cantidad de jugo del vaso del otro y compararse, son acciones recurrentes entre hermanos.
Por eso, y para evitar peleas innecesarias entre niños, el bowl de cereal es del mismo color, cuando es el cumpleaños de uno, ambos reciben obsequio y si uno quiere clases de fútbol, el otro es incluido en la travesía deportiva.
Y es que la rivalidad fraternal, supuestamente sana, ha existido en varias historias que recoge la literatura, las series de televisión y la vida misma: como en la Biblia con el ejemplo de Caín y Abel ( y todos sabemos cómo termina). ¿Es esto normal, entonces? Y de ser así, ¿por qué ocurre?
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Esta competencia emocional entre hermanos es un tema al que hay que prestarle atención, no es un juego. Según la psicopedagoga y docente guayaquileña Doménica León Velásquez, es necesario tratarlo a tiempo, antes de que se convierta en envidia hasta la adultez y propiciar a cada uno oportunidades equilibradas para evitar conflictos.
“Los niños atraviesan sentimientos y conductas negativas hacia el otro, debido a que están en el proceso de comprender cómo se forja la sociedad. Además, es importante comprender que el niño, de manera constante, se está midiendo con su hermano que, no importa qué, nunca será su igual”, explica la especialista.
¿Por qué existe competencia entre hermanos?
La familia, es la primera micro-sociedad, en la que los niños comprenden el mundo y cómo funciona. Acorde a su edad, atraviesan una etapa egocéntrica, explica León,
“Como dijo Freud, están formando su ‘yo’, todo gira en torno a sus placeres y necesidades. Al ingresar otro hijo al núcleo familiar, existe una ruptura para el primero y esto genera cierta competencia entre ellos”.
Este proceso interno debe ser guiado por un adulto para que comprendan que no están solos en el mundo y que deben convivir con el otro. Es decir que lo que era exclusivamente para el primer hijo, ahora puede que se comparta con el nuevo miembro.
¿Hay que tratar a los hijos por igual, entonces?
La psicopedagoga sugiere que el hermano mayor tenga una participación activa con el menor, incluso durante el embarazo.
Sin embargo, es importante que cada niño tenga su espacio y que el hermano mayor pueda continuar con su rutina y pertenencias, así, no se sentirá despojado o echo a un lado. “La omisión u olvido es un aspecto que sí podría propiciar conductas negativas. Hay que evitarlo”, advierte.
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Si eres un padre de familia, preocupado por esta situación, el primer paso es observar. “A temprana edad, los niños se están midiendo constantemente entre ellos y se preguntan por qué su hermano es mejor en cierto deporte o actividad. Prestémosles atención”, añade.
Luego, buscar ayuda profesional si el panorama es preocupante y realizar ciertos ejercicios en casa para evitar la competencia entre niños.
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"Cada niño debe sentirse validado y amado en su hogar, desde sus diferencias y potencialidades", indica León. Esto tiene que ver con la autoestima de los infantes, por ello es de vital importancia reforzarla. La especialista aconseja, inicialmente, realizar afirmaciones que refuercen sus virtudes y capacidades.
Es tarea de la familia identificar las habilidades de cada uno e involucrarlos en actividades que puedan validar sus potencialidades y fortalecer sus debilidades. De este modo, la competencia se traslada a otro espacio.
Los progenitores deben brindar momentos de calidad a cada hijo. Así, y desde el amor, ellos comprenderán que no deben competir por la atención de sus padres porque llegará con naturalidad.
¿Existen actividades que no generen competencia entre ellos o es un hecho que no se puede evitar?
La competencia interna o social será un asunto inherente en los procesos socio-emocionales de los niños. Sin embargo, depende de las características personológicas de cada uno y sus intereses.
Es decir; hay juegos y actividades en los que serán la mejor dupla y se buscarán para sentirse acompañados y divertirse. Habrá otros en los que no. Doménica León recomienda motivar los actividades cooperativas. A continuación algunos ejemplos:
Recuerda que esta información, útil y local, debe ser acompañada de asesoramiento psicológico personalizado según el caso. (I)
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