Descubren sorprendentes diferencias en el metabolismo de niños con autismo
Investigación revela vías bioquímicas clave implicadas en el desarrollo temprano del Trastorno del Espectro Autista
Un nuevo estudio liderado por científicos de la Universidad de California en San Diego ha arrojado luz sobre el metabolismo de los niños con Trastorno del Espectro Autista (TEA), destacando sorprendentes diferencias en comparación con niños neurotípicos (personas sin trastornos del espectro autista).
Publicado en la revista “Communications Biology”, el estudio examinó el perfil metabólico de niños diagnosticados con TEA y un grupo de niños neurotípicos para identificar los cambios bioquímicos asociados con el autismo.
Los resultados revelaron que un reducido conjunto de vías bioquímicas son responsables de la mayoría de los cambios metabólicos tempranos observados en niños con TEA.
Según Robert Naviaux, autor principal del estudio, estas diferencias metabólicas podrían proporcionar una base sólida para desarrollar nuevas estrategias de detección temprana y prevención del TEA.
“Al nacer, las diferencias entre un niño neurotípico y uno que desarrollará autismo son indistinguibles”, explica Naviaux.
Sin embargo, comprender los mecanismos que desencadenan el TEA es crucial para intervenir tempranamente y mejorar el pronóstico de los niños afectados.
Los síntomas del TEA, que incluyen dificultades en la socialización, comunicación y comportamientos repetitivos, representan una discapacidad significativa para aquellos afectados.
Aunque se reconocen los factores genéticos de riesgo del autismo, también se ha observado la influencia de factores ambientales en su desarrollo y gravedad.
El estudio resalta la interconexión entre el metabolismo y el comportamiento, destacando que las vías metabólicas alteradas están vinculadas a la sensibilidad sensorial y otros síntomas del autismo.
Naviaux sugiere que el TEA puede surgir cuando los mecanismos de protección celular no funcionan correctamente, lo que resulta en una mayor sensibilidad a los estímulos ambientales. Los hallazgos podrían tener implicaciones valiosas en el desarrollo de tratamientos para el TEA.
Naviaux y su equipo han explorado la suramina, un fármaco que apunta a la señalización de trifosfato de adenosina (ATP), que se ha relacionado con la respuesta celular al peligro.
Aunque las pruebas clínicas iniciales fueron prometedoras, ahora el equipo espera que al identificar vías específicas alteradas en el TEA, se puedan desarrollar terapias farmacológicas más precisas para controlar los síntomas del trastorno.
“Estamos al principio de un renacimiento farmacológico que podría generar nuevas opciones de tratamiento”, concluye Naviaux, destacando el potencial de esta investigación para transformar la atención y el manejo del TEA.
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