El desafío de desconectarse: cómo los adolescentes lidian con la abstinencia del celular

El uso excesivo del celular por parte de los adolescentes es motivo de preocupación en los últimos años. Lo que comienza como una herramienta de comunicación y entretenimiento, puede convertirse en una dependencia que afecta tanto su salud mental como sus relaciones sociales.

Esta problemática se agrava al considerar que muchos adolescentes no logran desconectarse de sus dispositivos, lo que ha llevado a los especialistas a equiparar esta conducta con adicciones más tradicionales, como las de sustancias químicas.

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En la adolescencia, el celular reemplazó muchos de los espacios sociales donde antes se desarrollaban interacciones cara a cara, como los clubes o cursos vacacionales. Andrea Abadi, psiquiatra infantojuvenil, explica que los jóvenes se sienten constantemente impulsados a verificar qué está ocurriendo en línea, temiendo perderse de algo importante.

Este fenómeno, conocido como FOMO (miedo a quedarse fuera, por sus siglas en inglés), genera una presión constante para estar conectados y participar en la vida digital.

Además, las redes sociales juegan un papel fundamental en la autoestima de los adolescentes. La cantidad de "me gusta" y comentarios que reciben en sus publicaciones se convierte en una fuente de validación externa, lo que puede profundizar la dependencia emocional hacia el celular.

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Este comportamiento, según Abadi, puede derivar en una búsqueda constante de aprobación, afectando el desarrollo de una autoestima sólida.

Silvina Pedrouzo, pediatra especializada en tecnologías de la información, señala que el consumo problemático de celulares se manifiesta cuando su uso interfiere negativamente en la vida cotidiana. Esto incluye dificultades para controlar el tiempo que se pasa frente a la pantalla, lo que afecta tanto la salud física como las relaciones personales.

La relación entre el uso del celular y los síntomas de abstinencia es objeto de estudio en los últimos años. Investigadores recientes indican que el uso problemático de teléfonos inteligentes puede desencadenar reacciones similares a las observadas en personas que intentan dejar de consumir sustancias adictivas.

Para Abadi, la falta de acceso al dispositivo puede generar ansiedad, irritabilidad e incluso un fuerte deseo de recuperar la conexión.

Este tipo de abstinencia se relaciona con la activación del sistema de recompensa en el cerebro. Cada notificación o interacción en línea provoca la liberación de dopamina, un neurotransmisor asociado con el placer y la gratificación.

Con el tiempo, esta respuesta cerebral crea un ciclo en el que el joven busca continuamente esa sensación placentera, lo que refuerza la conducta adictiva y complica aún más el proceso de desconexión.

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Fomentar un uso saludable de la tecnología en adolescentes requiere estrategias como establecer límites claros para el uso del celular, como horarios específicos y momentos sin tecnología, y promover actividades fuera del entorno digital, como deportes y artes.

Los adultos deben modelar comportamientos responsables y mantener un diálogo abierto sobre los riesgos del uso excesivo y la calidad del contenido consumido. Además, las aplicaciones de control parental pueden ser útiles para monitorear el tiempo de pantalla y establecer límites adecuados.