Los científicos llaman "bacterias pesadilla" a las enterobacterias resistentes.
Son microbios que resisten a los antibióticos y provocan infecciones graves.
Como "bacteria pesadilla" han bautizado los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos a las enterobacterias resistentes a los carbapenemas o ERC.
Se trata de microbios que poseen una habilidad única de diseminarse y compartir con otras bacterias sanas su resistencia a los antibióticos más potentes disponibles actualmente.
Las bacterias resistentes a los antibióticos, que provocan infecciones que son muy difíciles de tratar, se han convertido ya en un problema común en la medicina.
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Letales
Según los CDC más de 2 millones de estadounidenses contraen infecciones resistentes a los antibióticos cada año y 23.000 mueren a causa de estas infecciones.
Pero ahora, dentro de la familia de superbacterias resistentes a antibióticos ha surgido un tipo de microbio que tiene particularmente preocupados a los científicos: las ERC o bacterias pesadilla.
La preocupación es porque las ERC no sólo son resistentes a los carbapenemas, que son los antibióticos más potentes que están disponibles actualmente, sino también provocan infecciones altamente letales.
Según los CDC, las bacterias pesadilla pueden matar hasta 50% de los pacientes infectados.
En un informe publicado el martes, los CDC indicaron que descubrieron más de 200 genes resistentes a antibióticos en muestras de "bacteria pesadilla" que analizaron en 2017.
"Me sorprendieron los números que encontramos. Fueron más de lo que esperábamos", declaró la doctora Anne Schuchat, subdirectora del organismo.
"Y no es un problema de uno o dos estados" agregó.
Explicó que estos genes "raros" fueron descubiertos en aislados bacterianos en 27 estados del país en muestras de infecciones que incluían neumonía, infecciones de la sangre y del tracto urinario.
Los investigadores analizaron 5.776 aislados de gérmenes resistentes a antibióticos en establecimientos como hospitales y asilos y encontraron que uno de cada cuatro de estos microbios tenía un gen que les permitía propagar su resistencia a otras bacterias sanas.
Asimismo descubrieron que 221 de los aislados contenían un "gen de resistencia especialmente raro".
Durante un análisis de seguimiento encontraron que casi uno de cada 10 contactos del paciente también daba positivo.
"Esto significa que la inusual resistencia se había propagado a otros pacientes y podía seguirse extendiendo si no se le hubiera detectado", explicó Schuchat.
Los médicos afirman que la propagación de las ERC y de otros gérmenes resistentes a antibióticos son como un incendio incontrolado, que es difícil de contener una vez que comienza a extenderse.
Tal como aseguró Anne Schuchat, están ahora trabajando en métodos para erradicar los nuevos tipos de resistencias antes de que aparezcan, "extinguiendo la chispa" antes de que crezca y se propague, dijo la funcionaria.
"Estamos trabajando para adelantarnos a (los gérmenes) antes de que se vuelvan comunes", explicó la subdirectora de los CDC.
"Tenemos datos que muestran que un enfoque agresivo funciona para detener la propagación", agregó.
Contención "agresiva"
El enfoque está basado en el trabajo de la Red de Laboratorios de Resistencia a Antibióticos de los CDC, que fue formada en 2016 para ayudar a detectar el problema en ambientes de atención a la salud, alimentarios y comunitarios.
En estos laboratorios, establecidos en todo el país, se analizan muestras de pacientes y se detectan y rastrean los casos de alta resistencia.
También se buscan las llamadas infecciones "silenciosas", en las que un paciente contagiado no muestra síntomas.
Para detener la propagación de las ERC los científicos están utilizando lo que llaman estrategia de "contención agresiva".
Esta involucra la identificación rápida de la bacteria resistente en un recinto, análisis del recinto para ubicar vacíos en el control de la infección, someter a otros pacientes a pruebas para ver si tienen infecciones silenciosas, coordinar una respuesta con otros recintos en el área y la posible transferencia de pacientes hacia otras instalaciones.
La estrategia de contención, asegura Schuchat, "puede ayudar a detener la propagación de tipos inusuales de resistencia antibiótica que todavía no se propaga ampliamente".
Pero indicó que todavía se necesita "hacer más, más rápido y más pronto" para evitar que continúe incrementándose la amenaza de las bacterias cada vez más resistentes a los medicamentos.
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