Karla Cornejo, la escritora de origen ecuatoriano cuyo libro recomienda Obama
La autora habló sobre el proceso de escribir su primer libro.
"Veía a mis padres como más que obreros, más que víctimas o soñadores".
Es una de las frases que resaltan en la introducción de The Undocumented Americans ("Los estadounidenses indocumentados"), el primer y aclamado libro de la autora Karla Cornejo Villavicencio, publicado el pasado mes de marzo.
El título, que ya había sido destacado como de lo mejor del año en Estados Unidos por publicaciones especializadas, recibió todavía más visibilidad al ser reconocido en el listado de 17 favoritos de este año del expresidente, Barack Obama.
Cornejo Villavicencio, además, fue la primera persona indocumentada en ser finalista del prestigioso Premio Nacional del Libro en ese país.
La autora de 31 años llegó a Estados Unidosa los cinco para reunirse con sus padres, quienes habían migrado años antes a la ciudad de Nueva York desde Ecuador.
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En entrevista con BBC Mundo, describe su libro como uno que trata sobre "personas comunes e indocumentadas en Estados Unidos".
Pero es más que eso: a través de entrevistas con un grupo de personajes diversos y ciudades como Nueva York, Miami y Flint (Michigan), Cornejo Villavicencio retrata de manera íntima el costo emocional que implica ser indocumentado.
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La autora explora sobre las vidas de los indocumentados a medida que envejecen y de los intercambios surgen reflexiones sobre la soledad, los vicios y el miedo.
Al mismo tiempo, la autora aborda sus enfermedades mentales y sus relaciones con personas tan cercanas como su padre, quien trabajó como taxista y repartidor por décadas en la ciudad de Nueva York.
"Este libro es para todos aquellos que quieren alejarse de los términos de moda en inmigración, los panelistas, los chicos graduándose con sus togas y birretes, y quieren leer sobre la gente underground. No héroes. Gente cualquiera. Personajes", dice en su libro.
Cornejo Villavicencio fue una de las primeras personas indocumentadas en graduarse de la Universidad de Harvard y ha sido beneficiaria de DACA, un programa del gobierno de Estados Unidos que ofrece a jóvenes indocumentados protección para no ser deportados.
Durante el proceso de escribir el libro, que describe como de no ficción creativa, dice que solo tomó notas en las entrevistas y que, tras una revisión legal para el libro, las destruyó. Tampoco utilizó una grabadora.
En conversación con este medio, Cornejo habla sobre la factura emocional que pasa el llamado "sueño americano".
La conversación ha sido editada y recortada por motivos de comprensión y extensión.
¿Por qué quiso escribir este libro?
Me había cansado de las representaciones de los inmigrantes que me parecían flojas y caricaturescas y que pensé contribuían a un clima que Trump manipuló. Me parecía que las películas, la televisión y el activismo, incluso sin saberlo, habían creado una representación de caricatura de los inmigrantes que Trump explotó para llegar a la Casa Blanca.
Luego de que ganó la presidencia, pensé que podía escribir un libro que hiciera un mejor trabajo en representarnos.
Menciona que el cine, la televisión y el activismo contribuyeron a crear esta representación caricaturesca del inmigrante. ¿Diría usted que esa imagen ha perdurado en el tiempo en la sociedad estadounidense?
No diría que es algo solo de Estados Unidos. Diría que todas las culturas consideran a sus migrantes de la misma manera, quieren verlos como serviles y trabajadores. En Europa, ven a los migrantes de Medio Oriente y África del mismo modo. Premian con la ciudadanía la posibilidad improbable de que un migrante atrape a un niño que se cae de un edificio. ¿Qué clase de mensaje se está enviando allí? Así que no, no solo es algo de Estados Unidos.
En el libro describe que una de sus entrevistadas, Paloma, le tiene tanto miedo a ICE (Servicio de Inmigración y Aduanas) que literalmente corre desde el consultorio de su doctor a su casa y ha instalado cámaras de seguridad en su apartamento. ¿Por qué decidió resaltar el costo de salud mental de ser un inmigrante indocumentado?
Bueno, no digo que el caso de Paloma sea representativo porque ella tenía síndrome de estrés post-traumático por haber trabajado en la Zona Cero (después de los ataques del 11 de septiembre en Nueva York) y creo que por su historia, es posible ver que es una mujer con muchos demonios. Todo el mundo vive experiencias diversas con su salud mental y lo mismo ocurre con los inmigrantes.
En nuestro caso, el termómetro de la salud mental se mide a través del rendimiento y tenemos un rendimiento muy alto: no nos perdemos un día de trabajo, no nos perdemos un día de escuela, somos trabajadores. Y eso es algo que, en nuestra comunidad, tenemos que explorar más a fondo, para entender la vida vivida en un país que no nos quiere y que todo lo que viene con eso pasa factura.
No revelé cosas sobre mi gente que los hubiera humillado. Hablé sobre mis enfermedades mentales y sobre cómo compartíamos ciertas experiencias. Así que espero que mi ejemplo les permita a las personas comprender que el sueño americano tiene un costo.
En otro fragmento del libro, usted habla sobre tener miedo de apegarse a cualquier cosa que luego tenga que dejar ir. Así que hizo cosas como borrar todas las fotos de su celular. ¿Cómo la ha afectado personalmente ser indocumentada?
Eso fue algo que hice cuando era más joven, hacía cosas mucho más auto destructivas cuando era más joven. Ahora tengo 31 años y tengo un mejor entendimiento sobre mí misma y mejores maneras de manejar mis sentimientos sin herirme.
Creo que ahora entiendo que crecer siendo indocumentada significó desarrollar un mecanismo para no formar apegos y así no tener que lidiar con el dolor que sentía de posiblemente perderlo todo. Y parte de esto fue también resultado de haber estado separada de mis padres a una edad muy joven, una situación que hemos estado viendo mucho en las noticias hoy en día; nuestra separación fue consensuada pero hay separaciones forzadas que han pasado en manos del gobierno.
Así que esta experiencia, en parte, me llevó a vivir de un modo en que, o desarrollaba apegos muy intensos o sentía un miedo absoluto de abandono, y la manera en lo que manejé a menudo fue autodestructiva.
Cuidar la salud mental es un trabajo muy duro, y yo me esforcé con eso y comparto lo que he aprendido con mis lectores.
Se mudó a Estados Unidos con 5 años de edad. ¿En algún momento sus padres le explicaron qué significaba ser indocumentada? ¿Cómo fue el proceso de entender eso?
No escribo ni hablo públicamente de eso.
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Las películas, la televisión y el activismo, incluso sin saberlo, crearon una infraestructura de caricatura de los inmigrantes que Trump explotó para llegar a la Casa Blanca".
En el libro habla de manera muy franca sobre la medicación que toma para tratar sus enfermedades mentales. ¿Por qué decidió hablar de ello abiertamente?
No hay ninguna razón para no hacerlo. Creo que mucha gente habla sobre el estigma de tomar medicación psiquiátrica pero yo no me he encontrado con ese estigma en mi vida. Mis padres siempre me han apoyado mucho, al igual que cada personalatinx que conozco.
Dice que la antítesis de un estadounidense es un inmigrante. ¿A qué se refiere con eso?
Eso queda a interpretación del lector.
También menciona la importancia de la movilidad social en su familia. ¿Qué significa ese concepto en Estados Unidos y en su caso personal?
Creo que para muchos hijos de inmigrantes significa tener la capacidad de sentir paz. Y sentir paz significa sentir que las vidas de nuestros padres sean dignas cuando envejezcan.
Dice que desearía que los padres indocumentados tuviesen una hija como usted. ¿Por qué?
Creo que muchos padres indocumentados tienen hijas como yo. Es simplemente otra expresión de mi ansiedad al querer intentar salvar a todo el mundo.
Habla de haber estudiado en la Universidad de Harvard varias veces en el libro, una institución prestigiosa y exclusiva. ¿Por qué decidió estudiar ahí y cómo fue su experiencia?
También escojo no discutir mi época en Harvard porque a la gente le gusta volverlo un asunto muy sobresaliente y no creo que eso deba servir como algo que me califique de ninguna manera, simplemente estudié allí.
Recogió una serie de historias íntimas de personas indocumentadas. ¿Cuál de ellas le afectó más y por qué?
Todas las historias se van a quedar conmigo pero creo de quien más aprendí fue de mí misma en el proceso. Al escribir el libro pero también al responder a pedidos de la prensa por él, he crecido mucho y he aprendido mucho sobre mí misma. Pensar en mí misma como un personaje y no solo como una narradora ha sido una experiencia interesante.
¿Qué quisiera que se llevaran los lectores de Estados Unidos tras leer su libro?
Me gustaría que examinen cualesquiera que sean los sentimientos que experimenten luego de leerlo y que analicen por qué se sienten así y que sean honestos con ellos mismos. Les animo a que sigan apoyando la literatura sobre inmigrantes y que den buenas propinas a los repartidores.
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