Incluso las letras y poses más espumosas pueden evocar un mensaje secreto.
Cuando la premiada cantante y compositora de 19 años Billie Eilish anunció el lanzamiento de su segundo álbum, muchos seguidores en las redes sociales empezaron hablar de un posible "mensaje oculto" que unía los distintos títulos de sus canciones.
Juntando en inglés tres de ellas: My Future, Everything I Wanted y Happier Than Ever, los fans han querido leer: Mi futuro [es] todo lo que quería; [por tanto, soy] más feliz que nunca.
Esto podría ser una mezcla selectiva del catálogo de Eilish, pero la idea de una "nota secreta" dedicada a los oyentes en la que la cantante expresa su felicidad es poderosa.
Sobre todo si tenemos en cuenta que su música ha abordado varias veces la salud mental y la vulnerabilidad personal.
La música pop es universal e intensamente subjetiva.
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Una melodía pegadiza capta nuestra atención, pero son los elementos codificados (lírica y visualmente) los que realmente conectan con nosotros, y en su forma más poderosa, son positivamente transformadores.
El músico y escritor estadounidense Ted Gioia sostiene en su excelente libro Music: A Subversive History (2019) que "en cada etapa de la historia de la humanidad, la música ha sido un catalizador para el cambio, desafiando las convenciones y transmitiendo mensajes en clave o sin ambigüedades".
"Ha dado voz a individuos y grupos que no tienen acceso a otras plataformas de expresión", añade.
La música pop a menudo ha sido calificada como "ligera" debido a su audiencia joven, su simpleza y su estatus de corriente principal, pero esos elementos son donde realmente se esconde su fuerza.
Las canciones pop no originan temas de bienestar mental, igualdad, libertad, activismo, pero sí los transmiten a las plataformas más amplias posibles.
En la era digital, las superestrellas de la música pueden hacer que sus seguidores se sientan próximos.
El ejemplo pueden ser los likes de Taylor Swift dando pistas sobre nuevos lanzamientos o mensajes escondidos en sus canciones.
Es posible que las publicaciones en las redes sociales no hayan conseguido unir a los fans del pop de generaciones mayores, pero al menos podíamos leer entre líneas en una rica variedad de revistas de música.
Entre ellas destaca la publicación quincenal sobre pop británico Smash Hits, que se vendió desde 1978 hasta 2006.
Uno de sus exeditores, Alex Kadis, le dijo a BBC Culture: "Mientras me hacía mayor, escuchar música pop me ayudó a crear un segundo mundo en el que podía encajar".
"En Smash Hits, la escritura tenía que ser lo suficientemente incisiva y humorística para enganchar a los lectores mayores, pero también tenía que ser lo suficientemente emotiva y directa para los más jóvenes", añadió.
Incluso las letras y poses más espumosas pueden evocar un mensaje secreto.
Aquí se puede incluir a la banda de chicos de principios de los 90, New Kids on the Block (NKOTB).
Al igual que con las letras de las canciones, esta inmersión en la música pop operó en más de un nivel a la vez.
Y aunque el mensaje subyacente tenía un sentido de camaradería demostró que el pop es esencialmente una fuerza unificadora.
"NKOTB trajo una especie de expansión que no habíamos visto en el pop británico desde hacía un tiempo", argumenta Kadis, quien ahora es gerente y consultor en la industria musical.
"Su música se resumía a una fórmula. Era muy repetitiva, una especie de mantra. Tenían cierta arrogancia y cuando los veías actuar, se te quedaba algo de eso. La idea era: 'puedes ser parte de esta pandilla'", dice.
"Este fenómeno lo vi de nuevo, años después, trabajando en el marketing inicial del grupo One Direction".
"Ahora, la banda de K-pop BTS también encarna gran parte de esa mentalidad de colegas, y la conexión con sus fans es muy poderosa. Mucha música pop es realmente importante porque te invita a convertirte en parte de un movimiento, no importa lo que sea. Es un poco como una red de apoyo", afirma.
Cuando era niño y adolescente, no entendía el concepto de resistencia o conceptualización que llegaba a través de las noticias.
Aprendí todo a través del pop.
La corriente occidental dominante de la década de los 80 parecía a la vez desenfrenadamente materialista y extrañamente puritana.
Abundaban los excesos estilísticos, desde la moda hasta las producciones musicales.
Pero también había un tono muy crítico contra los gobiernos conservadores de Reino Unido y Estados Unidos, así como la cobertura de los medios, particularmente en lo que respecta a la expresión social y sexual.
Esta tensión resultó ser un semillero para el pop de mensajes escondidos, desde la política de género de las bandas británicas Eurythmics y Culture Club, hasta las contundentes protestas de los obreros en las canciones del álbum de Bruce Springsteen, Born in the USA.
Por su parte, Smash Hits ofreció artículos a sus lectores de la banda de pop hábilmente pegadizaThe Blow Monkeys, cuyas melodías suaves y frías transmitían el mensaje de ser unos aliados de las comunidades LGBTQ.
Un buen ejemplo de esto es su canción de 1986 Digging Your Scene.
Oposición a gobiernos
Pero también mostraban su oposición al gobierno de derecha de Margaret Thatcher en Reino Unido en numerosos detalles, incluido su dúo de 1987 con Curtis Mayfield, con la canción Celebratethe Day After You(Celebraré el día después de ti).
Mientras tanto, el grupo de Liverpool Frankie Goes to Hollywood se mostraban como brillantes y despreocupados rebeldes, infames por su "prohibido" éxito de 1984 Relax.
En las notas de su álbum debut, el bajista de la banda Mark O'Toole admitió que cuando salió por primera vez fingían que se trataba de motivación y en realidad se trataba de tener relaciones sexuales.
Pero también de hacer referencias furtivas a la Guerra Fría, el arte y la filosofía de vanguardia en sus siguientes singles en horario estelar.
Two Tribes estaba repleto de guiños visuales y de audio de los líderes occidentales, incluidos Lenin, Reagan y Thatcher, así como clips de trozos de películas sobre la guerra nuclear.
Welcome to the Pleasuredome trajo a los admiradores del pop la influencia del poema de 1797 de Samuel Taylor Coleridge, Kubla Khan.
Y hasta hace poco, el líder de FGTH, Holly Johnson, conservaba su estilo acorde con el pop codificado.
Efecto subversivo
Su sencillo en solitario de 2015 Dancing with No Fear, captura la euforia instantánea de la pista de baile, pero también deja entrever una esperanza subyacente: la de vivir sin las restricciones tóxicas de la homofobia y otros prejuicios.
Generaciones de músicos han empleado letras ambiguas e insinuaciones para conseguir un efecto subversivo.
La década de 1990 produjo melodías de rave pop que se enfrentaban a una clase dirigente dispuesta a tomar medidas drásticas contra la cultura de los clubes y las referencias a las drogas.
Dos ejemplos: la canción Ebeneezer Goode, de la banda The Shamen, que encabezó las listas de éxitos en 1992 y el embriagador single de Madonna Bedtime Story de 1995 y coescrito con Bjork.
Identidad sexual y liberación
En el siglo XXI, las letras con mensajes secretos también transmiten identidad sexual y liberación, ya sea que la cultura dominante capte o no el mensaje de inmediato.
Cuando a principios de este año Lil Nas X fue criticado por el contenido "inapropiado" de su cántico gay Montero (Call Me by Your Name) -Montero (Llámame por tu nombre)-, atacó desde su cuenta de Twitter a la hipocresía conservadora.
Argumentó que su gran éxito de 2019, Old Town Road, era una oda al adulterio. "Decidiste que tu hijo podía escucharlo. Cúlpate a ti mismo".
Algunos artistas pop se vuelven cada vez más intrépidos cuando se vuelven superfamosos.
Otros han demostrado una fuerte inclinación por los mensajes codificados en su música que perduran más allá de sus notas finales.
El glorioso álbum Blackstar de David Bowie (2016) ha seguido revelando secretos desde su lanzamiento.
Pasó en el 69 cumpleaños del cantante y también un par de días antes de su muerte.
Además de las referencias del disco a la mortalidad, hay una cualidad mágica en su obra de arte abstracta: un fan descubrió que cuando la funda monocromática se exponía a la luz solar directa, aparecía la vasta galaxia de Starman.
Mientras tanto, los videoclips de Beyoncé han incluido imágenes de archivo de líderes inspiradores, incluido Martin Luther King, y ha sido emocionante verla usar progresivamente su plataforma para encarnar temas del poder negro, la herencia africana y la igualdad.
El ejemplo más claro fue su homenaje a las Panteras Negras a través de la coreografía y accesorios de su actuación en el Super Bowl 50 (2016).
Y ha seguido enviando mensajes de esta manera, en una progresión intuitiva hasta el lanzamiento de su película y banda sonora de 2020 Black Is King, con la que la cantante quiso celebrar: "Todos los hermosos reyes y reinas negros que continúan inspirándome e inspirando al mundo entero", según dijo en su discurso de los Grammy 2021.
También hay que reconocer a los talentos musicales emergentes que incorporan mensajes en sus ritmos pegadizos.
La joven cantautora londinense Poppy Ajudha crea melodías seductoras que comunican temas profundos a partir del espíritu suave pero resistente del sencillo de 2020 Black Joy. Black Peace. Black Justice y su versión del Watermelon Man de Herbie Hancock.
En las cálidas escenas del vecindario que aparece en el video, vemos detalles de fondo que incluyen carteles de protesta con lemas como "Fin del racismo sistémico".
"La música debería hablar de los tiempos. Mi música habla de lo que está sucediendo ahora", le dice Ajudha a BBC Culture.
"Un artista contemporáneo debería escribir sobre lo que está pasando en el mundo, porque eso queda para siempre marcado en la historia; no puedes borrar una canción que a la gente le encanta. Gran parte de la historia se desvanece, pero la música pop es subversiva. Une a la gente para crear cambio", añade.
"Cuando fui a la universidad, y estudié género, antropología y las tendencias contemporáneas de la sociedad, conocer el pensamiento de escritores y filósofos increíbles me hizo darme cuenta de lo que quería escribir y cantar: sobre feminismo, problemas sociales, mi herencia mestiza".
"Se trataba de identidad, porque juega un papel muy importante en cómo nos vemos a nosotros mismos y en cómo nos ve la sociedad. Y esta visión fue creciendo conforme más escribía canciones y veía cómo la gente reaccionaba a ellas", afirma.
Menos soledad
"Sentí que estaba haciendo que la gente se sintiera menos sola. Me di cuenta de que de esto se trata la música. Se supone que debemos conectarnos, compartir experiencias y superar la mierda juntos", dice.
"No quiero que mi música solo comente lo difíciles que son las cosas. Quiero que mis canciones empoderen para hacer algo, sin importar lo que el mundo les diga, para cambiar las dificultades a las que se enfrentan".
En temas como Strong Woman, Ajudha también argumenta que hay una fuerza codificada en la expresión de desafíos personales.
"Los artistas transmiten mucha emoción; permitimos que las personas sean vulnerables a través de nuestra vulnerabilidad. Es una especie de bendición y una maldición; significa que somos muy dramáticos, pero también significa que llegamos a sentir la plenitud de la vida, que a veces puede ser abrumadora, pero también muy hermosa", dice Ajudha.
A medida que el pop contemporáneo se vuelve cada vez más globalizado, sus mensajes codificados y sus conexiones parecen más expansivas que nunca, más allá de una cosmovisión occidental.
Aunque el inglés ha sido tradicionalmente la lengua franca de la cultura pop dominante, el significado del pop tiene posibilidades más amplias que nunca para los fans contemporáneos.
Ya sea que estén aprendiendo vocabulario nuevo y perspectivas sociales mientras siguen a sus estrellas favoritas de K-pop, Afrobeats o latinos, o publican respuestas al "mensaje oculto" de Billie Eilish en una multiplicidad de plataformas.
"El pop aprovecha el idealismo de la juventud; aumenta la conciencia de género, raza, emoción, con elementos que puedes interpretar como quieras", dice Kadis.
"El hecho de que se traduzca en todo el mundo, en diferentes idiomas y culturas, ese es el poder de la música pop".
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