La grave enfermedad que detectaron en el cerebro de Aaron Hernández
Fue una especie de "operación secreta".
Fue una especie de "operación secreta".
Un día después de que la estrella de fútbol americano Aaron Hernández, se suicidara en la cárcel -donde cumplía cadena perpetua por un asesinato-, su cerebro fue trasladado al hospital de la Universidad de Boston en completo sigilo.
El plan -que no debía ser descubierto por la prensa- fue orquestado por su familia y abogados con el fin de obtener mayor información respecto al extraño comportamiento de Hernández, condenado por matar a su amigo Odin Lloyd en 2013.
A pesar de que el fiscal a cargo, Patrick Haggan, pensó que la operación era un "truco publicitario", luego cayó en cuenta de que estaba equivocado cuando las sospechas de la familia de Hernández fueron confirmadas.
El cerebro del deportista de élite, en efecto, presentaba síntomas de una grave enfermedad: encefalopatía traumática crónica (ETC), una condición degenerativa inducida por repetidos golpes en la cabeza.
¿De qué se trata el ETC?
El jugador y astro de los Patriots de Nueva Inglaterra es ahora el protagonista de una nueva serie documental de Netflix.
Killer Inside: The Mind of Aaron Hernandez ("La mente de un asesino: Aaron Hernandez") explora la turbulenta vida del joven a través de distintas versiones de personas que lo conocieron. Con ello, intenta explicar cómo Hernández cayó en desgracia viéndose envuelto en uno de los mayores escándalos del deporte de Estados Unidos de los últimos tiempos.
Uno de los momentos más impactantes del documental es, justamente, cuando se muestra la rueda de prensa celebrada en 2017 en la que se presentó el hallazgo médico que confirmó que Hernández padecía ETC, la enfermedad degenerativa al cerebro que causa trastornos en el comportamiento.
Agresividad, depresión y falta de control emocional, además de problemas cognitivos como pérdida de la memoria y demencia, están relacionados a esta condición.
En la serie de Netflix, Ann McKee, experta en neurología de la Universidad de Boston, afirma que el exdeportista tenía un deterioro inusualmente extenso en sus lóbulos frontales, que son claves para el juicio y la toma de decisiones.
Según la científica, nunca antes habían visto un caso con ese nivel de daño en una persona tan joven como Hernández, siendo similar al de alguien de 60 años de edad. En un escala de uno a cuatro, el estado del deportista estaba en la categoría tres.
Pero ¿cómo se puede descubrir que un cerebro padece esta extraña enfermedad?
Indicadores de ETC
En el laboratorio del hospital de la Universidad de Boston, el cerebro de Hernández fue cortado en pedazos de 1,3 centímetros. Los investigadores -liderados por Ann McKee- encontraron varios indicios de ETC.
Primero, notaron que habían unas especies de "cuevas" de un tamaño inusual en el centro del órgano, que se expandían a medida que el tejido cerebral disminuía.
Además, el septo pelúcido (membrana que divide los dos lados del cerebro) estaba perforada.
Pero quizás el principal factor que terminó por confirmar la existencia de la enfermedad fue la acumulación excesiva de la proteína tau en su cerebro, que mata las células nerviosas.
Aunque es normal que esta proteína se encuentre en el cerebro, en algunas enfermedades degenerativas se presentan con su estructura modificada lo que genera muerte neuronal. Así, determinada funciones -como las emociones o la memoria- pueden dejar de funcionar normalmente.
En el caso de Hernández, la proteína tau apareció por toda la corteza frontal, la parte del cerebro que controla la toma de decisiones, los impulsos y la inhibición.
También se había expandido a las amígdalas, que regulan emociones como el miedo o ansiedad, y otras partes del cerebro como el hipocampo, que se asocia principalmente con la memoria y con una parte del sistema límbico (responsable del comportamiento social).
Demencia pugilística
En un principio, la encefalopatía traumática crónica se conoció como una "demencia pugilística" pues estaba relacionada a los boxeadores, sometidos constantemente a golpes en la cabeza.
Según han explicado los científicos, la ETC tiene como detonante un "trauma repetitivo" en cualquier zona de la cabeza.
Por lo mismo, el fútbol americano ha estado en el foco público dado el alto riesgo a que sus jugadores desarrollen esta enfermedad.
Poco después de la muerte de Hernández, en julio de 2017, el periódico The New York Times publicó los resultados de un estudio llevado a cabo con 202 cerebros, 111 de los cuales pertenecían a exjugadores de la liga profesional de Estados Unidos, la NFL.
De ellos, 110 mostraron señales de CTE.
La ETC está asociada a los golpes repetidos en la cabeza y se ha encontrado en atletas profesionales, veteranos de guerra, boxeadores e incluso personas que lesionan a sí mismas golpeando paredes u otras superficies con la cabeza.
Una conmoción cerebral, que es la lesión más común que sufren estos individuos, por lo general ocurre cuando la cabeza se acelera rápidamente y se detiene de súbito.
Con todo, no se ha comprobado que el avance precoz de la enfermedad de Hernández fuera causante de las acciones protagonizadas por la estrella de los Patriots de Nueva Inglaterra.
Pero puede ser una de las piezas del rompecabezas que podría explicar cómo este astro del deporte terminó siendo un asesino convicto que se suicidó en prisión.
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