Al parecer, el conejo es una criatura honrada, sinónimo de poderes celestiales y rejuvenecimiento no sólo para los cristianos en Semana Santa, sino en todo el mundo.
La Pascua es una fiesta cristiana que celebra la resurrección de Cristo después de su crucifixión el Viernes Santo. Y, sin embargo, en muchos países se simboliza con un lagomorfo de orejas caídas, dientes salientes y dispensador de huevos. ¿Dónde se originó exactamente la tradición del Conejo de Pascua?
Encontrar una respuesta no es tan fácil como parece.
En la búsqueda hay que tener en cuenta que, al examinar el folclore y la historia del arte, a veces es difícil distinguir entre los conejos y las liebres.
Ambos son parte del orden taxonómico Lagomorpha y de la familia Leporidae, y a menudo han sido tratados como iguales en las religiones, las fábulas y la cultura visual.
¿Estarán relacionados con la Pascua porque a menudo se los considera sagrados?
Las liebres fueron veneradas en la mitología celta y se las representa como astutas embaucadoras en los mitos de las tribus nativas americanas, incluidas Michabo y Manabush.
Cuentos similares se encuentran en las fábulas de África Central y la figura relacionada de Br'er Rabbit, el héroe por excelencia de la astucia. Esa percepción de astucia sigue viva hasta en dibujos animados, como Bugs Bunny.
Según el folclore británico, las brujas pueden transformarse en conejos y liebres, y en muchas culturas se los considera presagios tanto de la buena como de la mala suerte.
Las liebres son corredoras rápidas y ágiles, lo que puede explicar la percepción general de ellas como astutas o misteriosas y oscuras.
Respaldando ese punto de vista está el fascinante fenómeno transnacional del símbolo de las "tres liebres", que aparecen corriendo en un círculo sin fin con las orejas tocándose para formar un triángulo.
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