La batalla en el fondo de los océanos por la que Greenpeace podría ser expulsada de un órgano de la ONU
Empresas mineras y grupos ambientalistas están enfrentados en una batalla por un tesoro multimillonario de metales que se encuentra en el fondo de nuestros océanos más profundos.
Ahora, un drama en altamar está avivando la pelea.
Una empresa minera afirma que activistas de Greenpeace interrumpieron una expedición de investigación al subir a bordo de su buque en el Pacífico remoto.
Como resultado de esta acción, el colectivo podría ser expulsado del organismo de la ONU que supervisa los controversiales planes para iniciar la explotación minera de los fondos marinos.
Los países miembros de la Asociación Internacional de los Fondos Marinos de la ONU podrían decidir en los próximos días retirar a Greenpeace su condición de observador en el grupo.
Greenpeace afirma que el incidente en cuestión fue una protesta pacífica cuyo objetivo era proteger un ecosistema prístino.
La empresa minera implicada, The Metals Company, acusa a Greenpeace de ser "anticientífica".
Se trata del último episodio de una larga batalla en torno al acceso a un tesoro oculto en la superficie del lecho marino.
Los defensores del medio ambiente afirman que el proyecto causará terribles daños a uno de los pocos ecosistemas de la Tierra que no han sido tocados por el hombre.
Los metales que las empresas quieren explotar se han acumulado durante decenas de millones de años en bolas del tamaño de una papa, conocidos como nódulos polimetálicos.
Las mineras afirman que el cobre, el cobalto, el níquel y el manganeso que contienen son metales cruciales para fabricar baterías.
La Agencia Internacional de la Energía estima que la demanda de estos metales se disparará a medida que el mundo avance hacia una economía con bajas emisiones de carbono.
Los activistas medioambientales afirman que hay suficientes reservas de estos metales en la superficie terrestre y que no debe permitirse la minería en el fondo del océano hasta que no se conozca mucho mejor el medio ambiente de las profundidades marinas y el impacto que la minería tendrá en él.
Los representantes de 167 países decidirán esta semana en una reunión de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA, por sus siglas en inglés) si se toman medidas contra Greenpeace.
Estas últimas conversaciones internacionales dan continuidad a un esfuerzo por decidir qué normas deben aplicarse a las empresas que quieran extraer minerales de la llanura abisal, una de las zonas más profundas del océano. La ISA ha manifestado que su objetivo es tener normas en vigor para 2025.
Dos visiones de cuidado del medio ambiente
Tanto las empresas mineras como los activistas afirman actuar en defensa del planeta.
Estados Unidos nunca ha ratificado el tratado internacional que creó la ISA, así que no desempeña ningún papel activo en el organismo.
Esta semana, un grupo de influyentes líderes políticos y militares estadounidenses, entre ellos Hillary Clinton, pidieron a Estados Unidos que lo ratifique, argumentando que, dada la competencia con China, el acceso a los metales de los fondos marinos es crucial para el país.
The Metals Company afirma que el viaje de investigación interrumpido por Greenpeace en noviembre tenía fines científicos y pretendía ayudar a mejorar el conocimiento del efecto que tendrá la recolección de nódulos.
Añade que el trabajo había sido solicitado por la ISA como parte de una evaluación de impacto y que Greenpeace obstaculizó deliberadamente ese esfuerzo cuando sus activistas abordaron el buque de investigación de la empresa.
Por su parte, Greenpeace afirma que la acción estaba justificada porque The Metals Company ha dicho que planea seguir adelante con la minería antes de que se haya acordado la normativa.
El proyecto de The Metals Company
Las empresas mineras planean utilizar máquinas que son como enormes aspiradoras para recoger los nódulos del fondo marino.
La mayor concentración de nódulos se encuentra a profundidades entre los 4.000 y los 6.000 metros.
Se hallan en gran parte del fondo oceánico profundo.
The Metals Company planea realizar la explotación minera en una zona del Océano Pacífico conocida como Clarion-Clipperton.
Durante años se asumió que muy pocas especies podían vivir en estas profundidades frías, oscuras y pobres en oxígeno.
En efecto, la densidad de seres vivos es baja, pero las investigaciones de las últimas décadas han revelado una enorme diversidad de especies, muchas de ellas nuevas para la ciencia.
Pero la llanura abisal es inmensa. Cubre el 40% de la superficie de la Tierra. La tierra sólo representa el 29%.
"Comprendo la actitud cauta de los ecologistas", afirma Gerard Barron, CEO de The Metals Company, "pero en esta ocasión se equivocan".
Reconoce que los 75.000 km2 que su empresa planea explotar son una enorme superficie, pero afirma que representan una proporción ínfima de los fondos marinos.
The Metals Company afirma que sus investigaciones demuestran que, aunque se producirán daños en la zona donde se realice la extracción, las columnas de sedimentos que podrían asfixiar a las criaturas de las profundidades sólo recorrerán unos pocos kilómetros.
Barron afirma que la pregunta que habría que hacerse es: "¿De dónde podemos obtener estos metales con el menor impacto planetario y humano?".
Greenpeace rechaza la idea de que la minería en aguas profundas pueda tener algún beneficio medioambiental.
"La minería en los fondos marinos no es una solución climática", afirma la líder de la lucha por los océanos de la organización, Louisa Casson. "Creo que está claro que, para proteger el clima, tenemos que restaurar nuestros océanos, protegerlos, no destruirlos aún más añadiendo nuevas presiones".
Greenpeace sostiene que estaba justificado perturbar la investigación de The Metals Company porque se trataba de "ciencia para marcar la casilla por parte de una empresa con un interés comercial en los resultados de esa investigación".
"Debemos plantear preguntas difíciles"
24 países han manifestado que apoyan una suspensión de la explotación minera de los fondos marinos. Afirman que la concesión de licencias debe esperar hasta que se disponga de evidencia científica suficiente para evaluar el impacto y elaborar normas que protejan los océanos profundos.
Un grupo de científicos británicos estudia actualmente las especies de la llanura abisal del Pacífico oriental.
Desde el buque de investigación RRS James Cook, Adrian Glover, del Museo de Historia Natural de Londres, dijo a la BBC que apoyaba el proceso de regulación puesto en marcha por la ONU.
"Se trata de una nueva industria y deberíamos preocuparnos y plantear preguntas difíciles", declaró Glover.
Según él, la investigación para evaluar los riesgos de la minería debe continuar. "Siempre hay un riesgo con estas cosas y recopilar datos y evidencias es la manera de reducir ese riesgo para entender cuál es, y luego, en última instancia, tomar una decisión".
La gran ventaja que tiene el mundo a la hora de decidir cómo proceder con la minería en la llanura abisal es que la regulación se está haciendo antes de que la industria haya comenzado, dijo Glover.
"Depende del proceso internacional, del proceso regulador, de evaluar la evidencia de forma crítica... y finalmente decidir si es aceptable o no".
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