23 abr 2014 , 10:20

Visita de Juan Pablo II en 1985 afianzó la fe católica de los ecuatorianos

   

Conozca cómo van los preparativos para el ceremonia que lo elevará a los altares.

Dicen los que lo recuerdan que por un par de días fue como si Guayaquil se paralizara. Tan pronto como el papa aterrizó, se trasladó hasta la entonces recién construida iglesia de Nuestra Señora de Czestochowa, en el norte de la ciudad.

 

Monseñor Roberto Pazmiño es el historiador de la Arquidiócesis de Guayaquil y uno de los que en esos días vio al papa de cerca. El recuerda que la historia de Czestochowa y su Virgen Morena está muy vinculada al atentado que Juan Pablo II sufrió en 1981. Por eso su visita al sitio era especial.

 

Las imágenes de la época muestran que por donde el romano pontífice se trasladaba, había calles de honor. Así fue como llegó hasta el santuario de la Alborada, donde a solas, rezó. Pero fue al día siguiente, cuando tuvo los encuentros más memorables.

 

En la actualidad, en el Guasmo existe una parroquia, quizás la más grande de la zona, que cada año organiza una masiva procesión: Stela Maris, que significa Estrella del Mar. América Huamán es habitante desde hace 30 años y nos relata que ella fue testigo de como el líder de la Iglesia Católica llegó hasta la que entonces era posiblemente la zona más marginal de la ciudad.

 

Ella cree que fue precisamente la presencia del papa lo que afianzó la fe católica en la zona. En el mismo sitio en el que Karol Wojtyla saludó a los fieles, hoy está un parque, con su imagen. En 1985 el papa, aprovechó la masiva concentración para saludar a los habitantes del Guasmo.

 

Del Guasmo el papa voló en helicóptero al sitio donde realizó el acto de mayor convocatoria: la misa de clausura de su visita. Monseñor Pazmiño recuerda que ese día los católicos habían llegado de varios puntos del Ecuador y habían pasado en vigilia a la espera del papa.

 

En esa misma ceremonia fue beatificada la ecuatoriana Mercedes de Jesús Molina. Olga Zambrano es monja de la orden marianita, que ella fundó, y recorre con nosotros el lugar donde el papa ofició la ceremonia.

 

Es quizás por estos varios encuentros que la memoria del romano pontífice se mantiene aún vigente. Un papa que ahora será reconocido como santo por la Iglesia Católica que el mismo lideró.

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