08 mar 2023 , 14:41

Día de la mujer: migrantes y refugiadas afrontan discriminación, acoso y violencia en Ecuador

Las mujeres que huyen de la pobreza y violencia miran al Día Internacional de la Mujer como una fecha de reivindicación y lucha ante la discriminación y acoso que viven diariamente

   

Migran para escapar de la pobreza, mejorar sus condiciones de vida, buscar oportunidades o simplemente para huir de los conflictos y la devastación que destruyen sus países.

Son mujeres que caminan cientos kilómetros junto a sus hijos en búsqueda de mejores días. Según datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), la mayor parte de refugiados y migrantes en Ecuador provienen de Venezuela y Colombia con aproximadamente 500.000 y 70.000 personas, respectivamente.

De esas cantidades, la mitad corresponde a mujeres que, en la mayoría de casos, son cabezas de hogar y madres solteras que diariamente luchan por salir adelante. Para Giovanni Bassu, representante de esa entidad en Ecuador, el Día Internacional de la Mujer que se recuerda este miércoles 8 de marzo del 2023 también representa una jornada de lucha para las mujeres en situación de movilidad que se encuentran en territorio nacional.

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"Asegurar el empoderamiento económico es una de las mejores maneras de protección para las mujeres en situación de movilidad humana", dijo Bassu

Con base en datos recolectados por ese organismo internacional, asegura que el 91% de mujeres migrantes o refugiadas, en Ecuador, ha sufrido problemas de violencia de género, lo cual es muy preocupante. Otros inconvenientes que deben afrontar son la falta de empleo y precario acceso a servicios de salud. De igual forma hay casos de acoso sexual o xenofobia.

Otras mujeres afrontan problemas del trabajo sexual forzado o explotación laboral. También acoso, violencia económica, física, psicológica y patrimonial. Según el informe de Acnur denominado 'Situación de las personas refugiadas y otras en movilidad humana en Ecuador - Quito 2022', entre las mujeres migrantes hay temor y se recopilan testimonios reales.

"No tengo amistades, al trabajar en las calles se ve que los hombres quieren aprovecharse, hacer propuestas indecentes, mejor nos mantenemos alejados. Pasamos en la casa mejor y estar más tranquilos. Aquí he sufrido mucho acoso hacia mí y mis hijas y es difícil trabajar por fuera por las situaciones con los hombres”, indicó la colombiana Fátima, quien reside en el sur de Quito.

Lea más: Mujeres migrantes en Ecuador, entre el acoso sexual y la explotación laboral

Historias reales de mujeres refugiadas y migrantes

Luisa Rojas tiene 32 años y vive en Quito desde el 2019. Dejó su natal isla de Margarita, en Venezuela, con la finalidad de mejorar las condiciones de vida de sus hijas, de 13, 11 y 5 años.

Recuerda que al principio viajó con su niña más pequeña que apenas tenía 10 meses de nacimiento. Cruzó la frontera en autobús y finalmente se radicó en Quito. Ha trabajado comercializando dulces y toda clase de alimentos en las líneas de transporte urbano. Con el pasar de los años sus otras niñas llegaron al país.

Tiene cáncer y ahora dicta charlas y conferencias de superación personal como coach oncológica. A través de su cuenta en Instagram llamada 'Soy Luisa Rojas' da consejos sobre cómo sobrellevar esa enfermedad y no decaer emocionalmente. "Lo más preocupante fue al inicio de la pandemia cuando me dijeron que me quedaban seis meses de vida, pero sigo aquí dándole con todo", contó a Ecuavisa.com.

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"Para una mujer migrante, que es madre soltera, es muy difícil cumplir con los gastos de tratamientos médicos, así como los arriendos, servicios, alimentación y servicios", contó Luisa Rojas

Otro caso es de la colombiana Esther, de 20 años, quien huyó con su familia desde Medellín por la violencia. Se radicó en Yantzaza, provincia de Zamora Chinchipe, en la Amazonía ecuatoriana.

Su hermana murió y cuida a su sobrino, de ocho años, como si fuera su propio hijo. Trabaja en las cocinas de los campamentos mineros. Para ella, el Día de la Mujer es una fecha insigne con la que se demuestra que ellas pueden salir adelante por su cuenta y sin depender de otras personas.

Recuerda que su madre vivió en la zona del Caquetá, pero huyó de la violencia. Pese a que trabajaba lavando la ropa de los trabajadores en las minas y sus ingresos apenas le alcanzaban para mantener a su familia, grupos delictivos la extorsionaban. Esther no quiere volver a Colombia, pues considera que es muy peligroso.

Lea más: Día de la Mujer: 166 años de lucha y revindicación de derechos en el mundo

¿Sabías que?
De acuerdo con la base de datos de ACNUR, a mayo 2022 se habían registrado 454.929 refugiadas y migrantes. Se estima que alrededor del 107.909 (23,7%) reside en Pichincha, de las cuales 71.106 personas señalaron a Quito como domicilio al momento de su registro. De este universo de población, el 87% corresponde a nacionalidad venezolana, el 7% corresponde a personas de nacionalidad colombiana y un 6% a otras nacionalidades.

"Las mujeres siguen siendo las que más migran"

Ivonne Téllez es profesora de la Universidad Católica especializada en temas de refugio, derechos humanos, paz y conflicto. Asegura que hay varias trabas con las que se enfrentan las refugiadas y migrantes porque la brecha de género desfavorece a la mujer.

Dice que la mayoría de mujeres son migrantes que no han accedido a la calidad refugio y eso empeora la vulnerabilidad. "Las mujeres son la población que más migran y la situación para ellas es compleja porque primero se enfrentan a las deficiencias en la atención a las necesidades básicas durante los desplazamiento".

Eso es alimentación, salud y vivienda, lo cual es más difícil para mujeres en periodo de lactancia, discapacidad o personas con orientación diversa. A esto se suma que deben afrontar la violencia de género y la trata con fines de explotación laboral y sexual.

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"Las mujeres, niñas y adolescentes son las principales víctimas de trata en el mundo en general, pero más en condiciones migratorias", dijo Téllez

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