Aumentan los espacios para los ciclistas, pero los límites de velocidad en las ciudades deben empezar a cambiar
Las cifras de la ONU a nivel mundial demuestran que 1,3 millones de personas mueren por alguna situación vinculada al tránsito, mientras que 50 millones de peatones, ciclistas o motociclistas terminan con lesiones.
En Ecuador hace ya al menos tres años, con la llegada de la pandemia por covid-19, la bicicleta tomó un protagonismo importante que en ciudades grandes como Guayaquil y Quito, se cambió la etiqueta aquella que les daba exclusividad solo para la práctica deportiva o de pasatiempo.
La libertad que permitió en la movilización de un lugar a otro, sobre todo en espacios y en circunstancias en las que no pueden los vehículos más grandes, le dan ventajas que fueron de mucha utilidad, incluso por recomendaciones de salud. Pero además, se consideran interesantes para resolver algunos problemas en el crecimiento de las ciudades que ven caotizar su tránsito diariamente.
Eso ha impulsado que las administraciones municipales de varias ciudades ecuatorianas implementen diseños que antes ni siquiera estaban considerados dentro las políticas o inversiones públicas.
En Quito y Guayaquil aumentan cada día los espacios para colocar las bicicletas y se han incluido ciclovías en varias calles para transportarse en tramos largos.
Lo que inició como un modelo para esparcimiento, va tomando forma en la movilidad diaria, pero se presentan problemas.
Los ciclistas consultados por Ecuavisa, manifiestan que al parecer las leyes de tránsito se desconocen. En las ciclovías se han encontrado con autos u otro tipo de vehículo que impiden o complican el paso. La señalización sigue siendo un inconveniente para el que conduce un carro particular porque se suele ignorar.
De su parte, resaltan que es importante para mayor seguridad, el uso de cascos, un accesorio que hoy resulta vital. También se recomienda, sobre todo en las noches, luces y ropa reflectiva para volverse un poco más visibles. Algo clave es evitar el uso del teléfono celular debido a que se requiere de la máxima concentración en las calles donde no hay empatía del conductor de otros vehículos hacía el ciclista.
Alberto Hidalgo, miembro y vocero del colectivo ciudadano Masa Crítica Guayaquil, nos habla de cifras que preocupan porque dice que la mayoría de siniestros viales en los que se ven involucrados ocurren precisamente en la zona urbana.
Para él, usar la bicicleta en su ciudad es una actividad a la que califica de extrema dificultad con un alto grado de peligro. Menciona que aunque ya tiene varios años de experiencia transportandose de esta forma, cada vez que alguien muere o es atropellado, la situación se complica porque se preocupan más sus familiares.
Las personas deben estar en primer lugar cuando de vías se trata
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), actualmente existe una crisis de salud pública por la falta de seguridad vial en las ciudades del mundo.
Ivan De la Lanza es gerente de la regional para América Latina de la Iniciativa Global para el Diseño de Ciudades (GDCI por sus siglas en inglés) y nos cuenta que los siniestros viales están entre las 10 principales causas de muerte más comunes.
Las cifras de la ONU a nivel mundial demuestran que 1,3 millones de personas mueren por alguna situación vinculada al tránsito, y que estos incidentes causan lesiones a 50 millones de personas que eran peatones, ciclistas o motociclistas.
Lo realmente grave es que son hechos que tienen previsión y que se pudo tomar medidas al respecto para evitarlos, agrega Iván De la Lanza, y añade que más del 50%, entre niños y jóvenes de cinco a 29 años, son los más perjudicados cuando se analizan con detenimiento los números.
Con ese contexto es importante que las ciudades tomen decisiones, porque con acciones correctas hay como disminuir las cifras. De la Lanza nos dice que nadie debe de morir en las calles por hechos que son prevenibles, y desde su experiencia, a través de GDCI hacen énfasis en que una de las soluciones para evitar más muertes es reducir las velocidades en las vías, es decir cambiar los límites de velocidad.
“Las velocidades en las vías son el principal factor de riesgo. Y esto ocurre en todo el mundo, no solo en América Latina”.
El segundo factor de riesgo es conducir bajo efectos del alcohol u otra droga, debido a que evidentemente esto altera las condiciones para conducir. Le suma como tercer factor al uso de distractores como por ejemplo celulares. Y menciona otros más.
“El diseño vial tiene como función lograr que se incluyan todos estos factores para prevenir comportamientos inadecuados e intentar que las probabilidades de hechos fatales sean bajos”.
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En la mayoría de ciudades en el mundo la movilidad ciudadana es mediante el transporte público, a pie, bicicleta y en los últimos años la motocicleta ha tomado protagonismo, pero resulta que la prioridad en diseños viales se enmarca en darle mayor importancia y prioridad a los vehículos particulares como los autos.
Por ello, los expertos consultados afirman que es clave que existan proyectos de seguridad vial a medida que las ciudades necesitan crecer.
Ante lo ocurrido en Guayaquil hace dos semanas, cuando un vehículo se salió de la vía por una mala maniobra del conductor que aceptó haberse quedado dormido tras consumir alcohol, y mató a tres personas, De la Lanza dice que es necesario entender que ya ciertas carreteras que antes eran interurbanas, ahora ya son solo urbanas.
Eso implica cambiar los límites de velocidad, es decir modificarlas porque atienden una nueva necesidad en la que es prioridad la persona y su vida. Las autoridades de tránsito deben garantizar que los vehículos se movilicen a una velocidad que sea segura en caso de un siniestro para que las consecuencias sean menos lamentables.
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Sobre los cuestionamientos de si existen sectores en los que no se deberían implementar ciclovías, el experto responde que todas las calles pueden mejorarse. Esto debe considerar la infraestructura adecuada, señalética, límites de velocidad y toda la infraestructura alrededor de eso. Pero lo necesario y fundamental es que las leyes y los reglamentos se apliquen bien.
De su parte la iniciativa Global Bloomberg Philantropy, destaca la importancia de que conductores y peatones sean conscientes de las normativas existentes, porque la responsabilidad es compartida.
Ellos afirman que las ciudades exitosas necesitan sistemas de transporte que permitan a la gente moverse de forma segura, eficiente y sostenible.
Las investigaciones que han realizado demuestran que el uso de la bicicleta aporta beneficios sociales que sobrepasan cualquier inversión con personas más felices y saludables. Lograr ciudades más equitativas, con beneficios de transportación adecuados y seguros debe ser la ruta a seguir en el largo trayecto hacía el futuro.
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