La violencia en la Penitenciaría del Litoral afecta a barrios cercanos
Balaceras, explosiones y fugas de presos alteran la cotidianidad de estas comunidades, que se han acostumbrado a vivir bajo la amenaza de la violencia.
Los constantes disturbios en la Penitenciaría del Litoral (Guayaquil) han generado temor entre los habitantes de sectores aledaños, como la cooperativa San Francisco o La Germania. Balaceras, explosiones y fugas de presos alteran la tranquilidad de estas comunidades, que se han acostumbrado a vivir bajo la amenaza de la violencia.
En la primera zona, separada de la cárcel solo por la Vía a Daule, sus 2 300 moradores viven con incertidumbre. Aunque la vida parece seguir con normalidad, con personas caminando y vehículos circulando, cada altercado en la prisión cambia el panorama. Francisco Núñez, residente de la zona, asegura que cuando ocurre un incidente, como la explosión de la madrugada del jueves, los negocios cierran y las viviendas permanecen bajo llave. "Uno tiene temor", admite.
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Unión de Propietarios, otro barrio afectado, alberga a más de 250 familias. La reciente explosión provocó daños en al menos nueve locales comerciales, donde los dueños aún trabajan en reparaciones. Wilson Jiménez, quien ha vivido 25 años en el sector y es propietario de un negocio, sufrió la destrucción de ventanas, puertas y parte del techo. "Es una cosa horrorosa. Ya no se puede", lamenta, mientras evalúa vender su casa y negocio para mudarse a un lugar más seguro.
La onda expansiva también alcanzó una picantería en el mismo barrio, donde restos de un vehículo incendiado dañaron la infraestructura y la mercadería. "Cuando abrí las puertas, vi los carros prendidos al frente", relató Edison Baldeón, dueño del establecimiento.
A 2,5 kilómetros de la Penitenciaría, en La Germania, los residentes sintieron cómo sus viviendas vibraron con la detonación, reflejando el impacto de la violencia más allá de los muros de la cárcel.
En los exteriores de la Cárcel Regional, la humilde vivienda de madera de don Pedro quedó parcialmente destruida, y él mismo resultó herido cuando un pedazo de la estructura cayó sobre su cabeza. Su caso es uno de muchos que evidencian las consecuencias que estos hechos tienen en la población, cuyos bienes y vidas quedan expuestos a los conflictos dentro del complejo penitenciario.
Ahora, los habitantes de estos sectores se preguntan quién asumirá los costos de las reparaciones y exigen mayor resguardo policial. También reclaman controles más efectivos dentro de las cárceles, pues consideran que son los más perjudicados cada vez que se desata un nuevo episodio de violencia.
La Penitenciaría del Litoral alberga a unos 6 000 presos, más de la mitad de los alrededor de 12 000 internos que se encuentran en el complejo penitenciario del Guayas, un conjunto de cinco prisiones situadas a las afueras de la ciudad de Guayaquil.
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La denominada Peni ha sido uno de los epicentros de la crisis carcelaria que entre 2021 y 2024 ha dejado más de 500 presos asesinados en una serie de masacres entre bandas criminales rivales.
También fue parte de las prisiones militarizadas por el presidente Daniel Noboa como parte de las medidas de los sucesivos estados de excepción que ha decretado para enfrentar al crimen organizado, cuyas estructuras controlaban las prisiones ecuatorianas en su interior.
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