Una bebé de dos meses, nueva víctima colateral del crimen organizado en Guayaquil

El niño de 12 años que murió en Guayaquil tras ser alcanzado por las balas que sicarios dispararon contra dos hombres afuera de un restaurante, no es el único caso en el que un menor termina siendo víctima colateral de la violencia que genera el crimen organizado.

A Ermerson Caiza le arrebataron su vida el miércoles cuando comía en un local en Bastión Popular, en el noroeste de Guayaquil. Ahora solo hay impotencia y dolor en los padres del niño, que este jueves con un féretro se acercaron a la morgue para retirar el cadáver de su hijo.

Wilson Caiza, padre del niño asesinado, cuenta que Ermerson siempre que llegaba del colegio salía a comer en ese sector. "Cuando escuché los disparos salí a ver qué pasaba, pero nunca imaginé que mi hijo iba estar allí"

Ermerson está entre los 61 menores de edad que han sido asesinados en Guayaquil, Durán y Samborondón en lo que va del año; pero de esta cifra, 13 son víctimas colaterales del crimen organizado.

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Luis Guamán, tío del niño asesinado, también se mostró afligido por lo ocurrido: "Venimos de la Sierra con el fin de salir adelante, junto a la familia, pero lamentablemente la inseguridad está terrible aquí".

Pero no es el único caso registrado en las últimas horas en Guayaquil. Otra menor también fue víctima de una balacera que ocurrió anoche en la parroquia Pascuales, en el norte de la ciudad.

Allí los delincuentes dispararon contra un grupo de personas, donde tres resultaron heridas, entre ellas una bebé de dos meses, a quién le alcanzaron las balas.

La pequeña ahora permanece en un hospital, pero su pronóstico es reservado.