03 abr 2023 , 19:55

Misterio y dolor tras la desaparición de la ecuatoriana- española Nathaly Salazar en Perú, hace cinco años

Su paradero es desconocido desde el 2 de enero de 2018. Sus familiares cuestionan las investigaciones porque faltan pruebas por levantar y un testigo por entrevistar

   

La desaparición de la ecuatoriana - española Nathaly Salazar es un misterio para sus familiares. La última vez que se contactaron con ella fue el 2 de enero del 2018, cuando ella les contó que viajaba a la localidad turística de Maras, ubicada en el valle Sagrado de los Incas, al extremo sur del Perú, para conocer los proyectos turísticos que se desarrollan allí.

Su madre, Alexandra Ayala, contó a Ecuavisa.com que el objetivo de su hija era recorrer los destinos turísticos más importantes de Sudamérica para luego montar un hotel en Pifo, una parroquia rural localizada al oriente del Distrito Metropolitano de Quito.

En la actualidad, Ayala vive en Valencia (España), ciudad a la que migró con su familia tras el feriado bancario de 1999. Nathaly nació en ese país hace 32 años y el vacío que dejó en su familia ha dejado secuelas de dolor. Sus padres han viajado al Perú para seguir de cerca las investigaciones con la Fiscalía y Bomberos.

Dos hombres fueron sentenciados a 11 años por los delitos de homicidio culposo, hurto agravado y encubrimiento.

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Uno es el dueño y otro un trabajador de un servicio de transporte rústico elevado, similar a un teleférico (o tarabita), que ofrecía a los visitantes una visión panorámica del valle en Maras. En sus declaraciones, ambos manifestaron que Salazar murió practicando esa actividad y arrojaron el cadáver en el río Vilcanota-Urubamba.

Las investigaciones de la Fiscalía peruana establecieron que los sospechosos se contradijeron al recordar las circunstancias relacionadas al traslado del cuerpo y cómo lo colocaron en el río. Con preocupación, Ayala contó que los sentenciados apelaron y teme que recuperen la libertad. Siente que su hija no murió y fue víctima de trata de personas (con fines de explotación sexual).

Cree que la llevaron al departamento Madre de Dios, en la selva peruana, en donde hay minas y se comete ese delito. "Ni siquiera la Policía peruana puede acceder al lugar". Ayala se recrimina todo el tiempo porque no la encuentra. Se pregunta por el paradero de Nathaly, pues siente que ella sigue con vida y sufriendo.

Cuestiona las investigaciones porque faltan pruebas por levantar y falta un testigo que entrevistar. Por la pandemia del covid-19, las indagaciones se paralizaron y aún no hay pistas. También han realizado búsquedas por su cuenta. "Una vez encontramos un cadáver en la montaña donde mi hija desapareció".

Asegura que no descansará hasta encontrarla y hacer justicia...

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