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Microtráfico en Ecuador: cerca de 135 toneladas de droga no salen de Ecuador hacia EE.UU. o Europa
Esta droga es entregada a las bandas locales como parte de pago. La mayoría de quienes se dedican a esta actividad son jóvenes adictos.
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En la imagen se puede observar a varios detenidos por microtráfico en Ecuador. Foto: Archivo / Referencial
El microtráfico ha ganado espacio como consecuencia de la mayor afluencia de droga en Ecuador y la presencia de cárteles del narcotráfico; esa realidad ha deteriorado considerablemente el orden público, pues es la causa del 60% de las muertes violentas que se han registrado.
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Un hecho lo explica todo, pues no toda la cocaína que entra, sale del país. Inteligencia militar estima que, de 835 toneladas que ingresan por la frontera con Colombia y Perú, unas 700 se envían al mercado internacional y 135 toneladas se quedan, que se destinan al consumo interno.
No hay estudios que digan cuánta de esa droga reciben las catorce bandas del crimen organizado que operan en el país como pago de los carteles por servicios de logística y seguridad de la droga durante el traslado, pero sirve para financiar la compra de armas, municiones y explosivos de grupos que también extorsionan, secuestran o asesinan al estilo sicariato.
Para eso es vendida en el mercado local, mezclada con otras sustancias, que la vuelven aún más adictiva. El impacto del microtráfico en la sociedad es despiadado y se puede evidenciar en cuatro escenarios:
El incremento del consumo en calles, barrios y aulas de clase: cuatro de cada 10 estudiantes aseguran haber visto dentro de sus colegios algún tipo de droga. Datos que recoge la encuesta Niñez y Adolescencia del observatorio social, también revela que el 10% de menores ha probado una sustancia ilícita. En ciudades como Esmeraldas, Quevedo, Guayaquil, Babahoyo, Portoviejo y Manta, según la Policía Nacional, el consumo inicia a los 11 años de edad.
Los jóvenes adictos reclutados por las bandas para vender droga: adictos o microtraficantes también pueden ser sicarios, vacunadores y asaltantes.
El alto índice de menores asesinados en medio de una guerra sangrienta por territorio: en los últimos cinco años, los homicidios intencionales de adolescentes aumentaron en un 500%. Pasaron de 41 en el primer semestre de 2019 a 246 en el mismo periodo de 2023, incluso, fuera de planteles educativos, chicos han sido acribillados.
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La amenaza que pesa sobre el sistema educativo, principalmente en Guayaquil y Durán: profesores, padres y alumnos también se han convertido en víctimas del poder del microtráfico.
Hay padres que ya no quieren enviar a sus hijos a los planteles, lo que a corto plazo aumentará la deserción estudiantil. Y la única medida que ha implementado el gobierno ante esto, es la virtualidad, es decir, cerrar escuelas y colegios, por falta de seguridad.
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