La joven novia de Rubén Cherres habría delatado su ubicación por los videos que subía a TikTok

Los asesinos de Rubén Cherres, de 64 años, lo habrían ubicado en su escondite en una casa en Punta Blanca, provincia de Santa Elena, por medio de los videos de TikTok que constamente subía su última pareja sentimental, Joseline Rivadeneira, de 30 años, a quien también mataron en esa vivienda.

Esa es una de las líneas de investigación en la que trabajan los agentes de la Policía y la Fiscalía para tratar de hallar a los responsables del múltiple crimen, en el que también falleció un amigo de Cherres, César Eduardo Amador, de 67 años.

A Rubén Cherres y sus acompañantes los torturaron antes de matarlos

Los tres cuerpos fueron hallados, con señales de tortura, dentro de la sala de la vivienda que Cherres había alquilado desde enero pasado, justo cuando la justicia dictó una orden de prisión en su contra.

El cuerpo de Rivadeneira fue hallado con la misma la ropa con la que grabó su último video en TikTok. Pero en redes sociales tenía más publicaciones en las que se ve que pasaba sus días en una casa en la playa.

En la parte exterior de la vivienda, en cambio, yacía el cuerpo del guardián Juan Ángel Perero, de 54 años.

Cherres constaba entre los implicados en un presunto entramado de corrupción en empresas públicas que investiga la Fiscalía y donde también aparece Danilo Carrera, cuñado del presidente Guillermo Lasso.

Además figuraba en un informe de una investigación policial donde se lo realizó en un seguimiento por presuntos vínculos con la mafia albanesa.

Otra línea de investigación tiene que ver con el día y la hora de la muerte de Cherres y sus acompañantes.

Los cuerpos fueron descubiertos por una mujer que llegaba a hacer limpieza la mañana del viernes, 31 de marzo, pero el crimen se cometió al filo de la media noche o en la madrugada, según dijo el ministro del Interior, Juan Zapata.

¿Quién era Rubén Cherres, el empresario presuntamente vinculado a casos de corrupción y a la mafia albanesa?

Ese 31 de marzo, Cherres y sus acompañantes ya no debían estar en Punta Blanca, pues un día antes había finalizado el contrato de alquiler.

De hecho, el jueves 30 los inquilinos ya habían salido y el cuidador de la vivienda, Perero, regresó a su casa en la comunidad Libertador Bolívar, a 40 minutos de distancia.

Pero ese mismo día recibió una llamada en la que le pidieron que regrese a Punta Blanca porque ellos habían decidido quedarse una noche más, que a la postre fue la última de sus vidas.

Aún no se sabe con precisión a qué hora se cometieron los crímenes, pero hay un espacio de tres horas en la noche del jueves 30 de marzo que arroja una hipótesis y tiene que ver con una llamada telefónica del guardián.

Rubén Cherres: investigaciones penales se quedan sin su testimonio

Ahora se sabe que la esposa de Perero lo llamó a las 20:00 para saber cómo le iba y él le contestó que no había ninguna novedad, que "estaba esperando a los señores", pues aún no llegaban a la casa.

A las 23:00 ella lo volvió a llamar, pero no atendió el teléfono y ya nunca más volvieron a hablar. Los investigadores están averiguando qué pasó en esas tres horas.

Guardianes de otras casas dijeron que vieron pasar autos de alta gama, pero en Punta Blanca, un sitio exclusivo de la Península donde hay residencias vacacionales y de fines de semana, no es extraño ver carros así, por eso a nadie le llamó la atención.

Tampoco se escucharon gritos ni disparos, por lo que se presume que quizá Cherres -a quien se vincula con la mafia albanesa- conocía a quienes llegaron a la casa que alquilaba en Punta Blanca y que estos luego usaron silenciadores para ejecutarlos, no sin antes torturarlos.

Los cuerpos estaban maniatados, con señales de brutales golpes y con huellas de múltiples disparos. Los asesinos destruyeron las cámaras de seguridad del lugar.

En medio de un gran hermetismo, las demás personas, menos Cherres, ya fueron sepultadas el fin de semana.