El comercio en Ponce Enríquez se desploma en un 50% por la violencia desencadenada por disputa entre bandas criminales
Según la comisaría municipal, este año 100 locales comerciales tuvieron que cerrar debido a la falta de clientes y extorsiones.
La violencia que vive el cantón Ponce Enríquez por la disputa de territorio entre bandas criminales ha debilitado al sector comercial, cuyas ventas han caído en casi un 50%. Según la comisaría municipal, este año 100 locales comerciales tuvieron que cerrar debido a la falta de clientes y extorsiones.
La economía de 95% de los 25 mil habitantes de Ponce Enríquez, en Azuay, depende directa o indirectamente de la minería, una actividad que ahora está bajo el acecho de las bandas criminales Los Lobos y los Lobos Box.
Este cantón tiene dos parroquias: una rural, en la que predomina la extracción de oro, y otra urbana, donde se desarrollan actividades derivadas de esa minería y que hoy están agonizando.
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La vitalidad del parque central, el principal espacio recreativo que tiene la ciudad, ha menguado. Los habitantes mencionan tras cámaras que prefieren quedarse en casa y salir solo para lo esencial. Pasear ya no es una opción en este lugar, que también es un punto de encuentro para comercios locales.
Televistazo recorrió este sector un sábado. Los fines de semana, que antes eran los días de mayor movimiento, perdieron su dinamismo.
Se refleja en una hilera de tiendas de ropa, ferreterías, equipamiento minero y dispositivos electrónicos, todas ellas vacías. De acuerdo a sus propietarios, las ventas han caído casi a la mitad y en las calles no hay gente. Los vendedores caminan a la espera de algún cliente, pero no llegan. Esta misma expectativa tampoco se cumple entre los 30 restaurantes y quioscos cercanos. El temor a las riñas entre las bandas criminales es señalado como la causa.
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Los establecimientos de compra y venta de oro, que hasta el año pasado eran 10, han desaparecido por completo del área debido a las extorsiones. Algunos de sus dueños admiten, tras cámara, que nadie quiere denunciar por temor.
El silencio se ha vuelto una constante en Ponce Enríquez, la mayoría de los caminantes que se observan huyen de la cámara.
Mientras tanto, en el ingreso a Ponce Enríquez, en la vía Panamericana, que solía ser la segunda zona más concurrida, la historia se repite. Alrededor de 80 locales, incluyendo tiendas de víveres, ferreterías, bares y discotecas, permanecen vacíos.
Para los dueños de estos establecimientos, la vida nocturna se ha acabado. Señalan que muy pocos se atreven a salir después de las 7 de la noche. Los cinco hoteles del cantón tienen vacías sus habitaciones. Los ingresos han caído en un 70%, sobre todo porque su principal clientela: empresarios mineros que antes llegaban para establecer campamentos, se han retirado.
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Según la comisaría municipal, en lo que va de este año, 100 de 600 establecimientos comerciales registrados han cerrado, pero no hay una cifra exacta de las pérdidas económicas causadas.
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