Coches bomba en Quito: algo nunca antes visto en la capital, en plena época de elecciones

Los estruendos se escucharon varias cuadras a la redonda de La Mariscal, una parroquia ubicada en el centro norte de Quito, donde hay universidades, instituciones públicas, supermercados, bares, restaurantes, viviendas, etc. Fueron dos coches bomba que explotaron, en un intervalo de cinco horas, provocando terror en los habitantes.

Es la primera vez que ocurre una explosión de ese tipo en la capital; por lo que los videos que registraron los hechos se viralizaron en pocos minutos.

Lorena Piedra, docente universitaria, experta en sistemas de Inteligencia, dice que lo ocurrido es una muestra más del poder de las organizaciones criminales y del control que buscan ejercer sobre el Estado, en medio de un momento electoral de segunda vuelta.

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La noche del miércoles 30 y la madrugada del jueves 31 de agosto se registraron dos explosiones de autos.

La primera alrededor de las 19:00 en la av. Amazonas y Robles, cerca a las oficinas del Ministerio de la Mujer; y la segunda en la av. 12 de octubre, en horas de la madrugada, en los exteriores de las antguas oficinas del Servicio de Atención a Personas Privadas de la Libertad (SNAI).

Un juez de flagrancia acogió el pedido de la Fiscalía y ordenó la prisión preventiva para los seis procesados, se les acusó de terrorismo.

Cuatro de los seis sospechoos tienen antecedentes penales, estaban libres desde hace dos meses, porque un juez de la Unidad Judicial Penal de Quito les otorgó medidas sustitutivas a la prisión, según información del Ministerio del Interior.

Los implicados fueron detenidos por la Policía dos horas después de la segunda detonación. De ese caso, se conoce que hay cuatro aprehendidos, presuntos responsables.

Este caso ocurrió a la par de otras explosiones de coches bombas en El Oro y posteriormente en Azuay y Napo.

También ocurrió un incendio en el Centro de Adolescentes Infractores Virgilio Guerrero, en Quito, y amotinamientos en cárceles del país, incluso con la retención de guías penitenciarios.

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Durante la noche y la madrugada de este 2 de septiembre, la Policía acudió al mercado de Carapungo por la alerta de bombas molotov que habrían sido lanzadas desde la parte externa del parqueadero.

La Policía maneja la hipótesis de que las explosiones tienen relación con las intervenciones que realizan en las cárceles del país y los traslados de los presos.

La socióloga Natalia Sierra explica que un acto de ese tipo en la capital, la ciudad más habitada de Ecuador y el centro político del país, envía un mensaje simbólico a la sociedad.

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Dice que para el quiteño la violencia siempre estuvo marginada a barrios populares o a las cárceles. Ahora, al ver tan de cerca los atentados, que ocurrieron en espacios concurridos, es una muestra de que a las bandas criminales no les importa afectar a los civiles.

Lorena Piedra parte de un hecho que también ocurrió en agosto: el asesinato de Fernando Villavicencio. Esa balacera que cobró la vida del candidato presidencial mostró que los delincuentes están dispuestos a disparar en medio de una congregación de personas.

Sierra explica que lo que ocurre en Ecuador no se ha visto ni siquiera en Colombia ni en México, porque geográficamente, el alcance que tiene el capital criminal alcanza rápidamente en todo el territorio nacional.

Antes, ver vacunadores rondando los negocios era novedoso, también los casos de sicariatos y ni pensar en los ataques con explosivos. Ahora, con la escalada de la violencia, son eventos que se suman a los varios que se han registrado en Quito.

Piedra cree que detrás de los últimos acontecimientos hay una responsabilidad de las fuerzas del orden y del Gobierno, pero también del Municipio. Por ejemplo, si se controlara adecuadamente la circulación de vehículos sin placas, se podrían evitar eventos similares.

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Para la socióloga hay una clara intención de interferir en el momento electoral. Plantea que el asesinato de Villavicencio cambió el tablero político del país y que los atentados con los coches bomba también podría incidir en la segunda vuelta.

Los candidatos realizan sus actividades de campaña vistiendo chaleco antibalas y resguardados por policías y militares. Además, el principal discurso de los candidatos son las acciones que tomarán para enfrentar a la criminalidad.

La experta en Inteligencia le llama "gobernanza criminal" y plantea el interés que tienen los grupos de delincuencia organizada en incidir en las decisiones gubernamentales y en la política pública.

Las dos analistas coinciden en que el momento de violencia que atraviesa el país incluye una penetración de los grupos delincuenciales en la estructura del Estado, con sistemas de prevención fallidos, por parte de instancias locales y nacionales; así como un aparato judicial corrompido.

Incluso, podrían darse por debajo negociaciones para que quienes lleguen al poder den determinadas facilidades a los delincuentes para operar.

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