Los coches bomba, el simbolismo de los narcos para presionar al poder y sembrar temor

La explosión de cuatro coches bomba en menos de cinco horas en Quito, Machala y Pasaje marca otro capítulo en la espiral de violencia que atraviesa el país. Las detonaciones, que no dejaron víctimas, han sido calificadas por el ministro del Interior, Juan Zapata, como "actos terroristas".

Solo en la capital de la República, un auto y una camioneta que habían sido robados detonaron en una zona comercial del centro-norte de la urbe. Los delincuentes usaron combustible y dinamita para hacer estallar los vehículos, que además estaban cargados con cilindros de gas.

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La explosión de la camioneta, ocurrida la madrugada de este jueves 31 de agosto, causó daños en los exteriores del edificio del Servicio Nacional de Atención Integral a Privados de Libertad (SNAI), el departamento estatal encargado del control y custodia de las cárceles de Ecuador.

La noche del miércoles, en cambio, ocurrió el primer atentado, que según testigos estuvo acompañado de tres explosiones. Si bien la Policía Nacional afirmó en un inicio que se trataba de un incendio en un vehículo, el general Pablo Ramírez detalló más tarde que el hecho resultó ser un presunto atentado por los elementos explosivos que contenía.

Por este primer caso seis personas fueron detenidas, entre ellas un colombiano.

Ramírez indicó que algunos de los aprehendidos registran antecedentes penales por delitos como extorsión, robo y asesinato y ahora se encuentran a la espera de pasar a disposición judicial, mientras la Fiscalía General del Estado (FGE) indicó este jueves que ha dispuesto la práctica de diligencias relacionadas al hecho.

Detalló que tres de ellos habían sido detenidos hace quince días por el robo de un camión y por secuestros extorsivos en diferentes partes de la ciudad, pero que fueron puestos en libertad condicional por la Justicia.

El general precisó que los seis detenidos fueron capturados mientras se trasladaban en un vehículo que se encontraba reportado como robado.

En Pasaje, provincia de El Oro, otro coche bomba explotó a las 22:50 en el puente de La Cocha. Del auto incinerado se sacó un cilindro de gas.

Casi 15 minutos después, pero en Machala, se escuchó el estruendo de otro coche bomba que había estallado en el puente de Bella India. Este carro también había sido robado y tenía dos bombonas de gas.

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Para analistas en seguridad, el uso de explosivos y coches bomba significan una escalada del crimen organizado en Ecuador. Con las detonaciones, las bandas criminales buscan demostrar mayor presencia en territorio, sembrar terror e intentan someter a la población de una zona determinada.

Un caso recordado en Ecuador es el ocurrido el 27 de enero de 2018 cuando un vehículo estalló junto al cuartel policial de San Lorenzo, en Esmeraldas, que dejó 23 personas heridas y 37 casas resultaron dañadas.

Éste fue el comienzo de una ola de crímenes en la frontera con Colombia

Coches bombas similares también se registraron a lo largo de 2022 en varias ocasiones en Guayaquil y Esmeraldas.

El 25 de abril un vehículo estalló frente a la cárcel regional del Puerto Principal sin dejar personas heridas, pero sí daños materiales. La explosión provocó que las puertas del automotor terminaran al otro lado de la vía a Daule, la carretera aledaña al complejo carcelario.

El 3 de mayo, en cambio, parte de un auto quedó destruido tras la detonación de un vehículo en la ciudadela Villa Bonita, ubicada en la vía a Daule.

El 19 de ese mes otros dos automotores explotaron en la ciudad de Esmeraldas. Uno estalló frente a una escuela y otro en una avenida principal.

El día 29 un coche bomba explotó afuera de un cuartel de la Policía Nacional ubicado en La Florida, al norte de la ciudad.

La detonación de los coches bomba fue una práctica recordada en Colombia en la década de los 80. Los estallidos eran asociados a organizaciones criminales ligadas al narcotráfico.