Así ocurrió el sicariato en Durán contra Marcelo Molina, esposo de Alexandra Arce
En su relato a la Policía, la asambleísta Alexandra Arce dijo que desde el balcón vio a cuatro encapuchados que escapaban corriendo y que uno de ellos incluso le disparó.
La mañana del domingo, 29 de diciembre, amaneció tranquila en la ciudadela Abel Gilbert, en Durán, provincia de Guayas. El aire fresco cargaba un leve aroma a tierra húmeda, cortesía de la llovizna que había caído horas antes. Nadie imaginó que pronto una ráfaga de balas rompería el silencio.
Hugo Marcelo Molina Rezabala, esposo de la asambleísta y exalcaldesa de Durán Alexandra Arce, salió de su casa dispuesto a abrir el garaje para salir a desayunar con ella.
Desde hacía un rato, los vecinos habían notado algo inusual: dos autos desconocidos rondaban la zona, moviéndose lentamente como depredadores acechando a su presa. Sus ocupantes parecían estudiar cada movimiento en la calle, y su presencia había comenzado a incomodar a quienes los observaban desde detrás de las cortinas.
La Abel Gilbert, o "la 3", como le llaman en Durán, es una zona residencial que parece tranquila, pero donde -según la propia Policía- se maquinan crímenes, robos y secuestros que se han ejecutado en otros lados. Por eso nadie se esperaba que allí fueran a atacar sicarios, y menos al esposo de la exalcaldesa y actual asambleísta de la RC5.
Cuando Molina cruzó el umbral de la puerta, cuatro figuras emergieron de la nada, a pie. No hicieron ruido, no gritaron, solo caminaron con precisión hacia su objetivo. Todo ocurrió en una peatonal que tiene un portón externo para dar "mayor seguridad" en el segundo cantón más peligroso del país.
En un abrir y cerrar de ojos, el sonido ensordecedor de los disparos se apoderó del barrio. Los vecinos, aterrados, buscaron refugio mientras el cuerpo de Molina caía al suelo. Fueron 16 los indicios balísticos recogidos en el lugar del crimen.
"Lo estaban esperando. Eso fue un ataque calculado", relató un morador, aún tembloroso, mientras señalaba los casquillos que los pistoleros dejaron esparcidos por el lugar.
El hombre yacía inerte, y aunque su familia lo llevó de urgencia al Hospital Básico de Durán, los médicos no pudieron hacer nada. Hugo Marcelo Molina, "el esposo de la Arce", había muerto.
Ella, en su relato a la Policía, dijo que desde el balcón vio a cuatro hombres encapuchados que escapaban corriendo y que uno de ellos incluso la apuntó y le disparó, pero no resultó herida.
La Policía llegó minutos después, pero para entonces los responsables ya se habían desvanecido como fantasmas en la noche, a bordo de un Aveo blanco, según testigos.
Los hombres de Criminalística comenzaron a recolectar pistas, a requerir las cámaras públicas, pero las preguntas permanecen: ¿Quién planeó el ataque? ¿Qué motivo se esconde detrás de este violento crimen?
Mientras tanto, esta población continúa sumida en su trágico destino, contando sus muertes violentas: con la de Molina, ya son 476 asesinatos en Durán, a tres días de que se termine el año.
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