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Esta es la cronología del secuestro y asesinato del equipo periodístico de El Comercio
El 12 de abril, el Frente Oliver Sinisterra informó que Paúl, Javier y Efraín fueron asesinados
La mañana del 26 de marzo de 2018 el equipo periodístico de Diario El Comercio, Javier Ortega, Paúl Rivas y Efraín Segarra, fueron secuestrados en la parroquia Mataje, San Lorenzo, frontera con Colombia, cuando realizaban una cobertura sobre la presencia en el Ecuador del grupo narcoterrorista Oliver Sinisterra, comandado por alias Guacho.
El 2 de abril de ese año se difundió un video con los tres en cautiverio, encadenados, en territorio de Colombia, pidiendo la intervención del gobierno de Lenín Moreno para negociar su liberación.
Según las investigaciones de la Fiscalía, el video fue enviado a un oficial de policía que mantenía contacto telefónico con Guacho.
El Gobierno creó un comité de crisis, liderado por el entonces ministro de Seguridad, César Navas, quien fue el vocero oficial.
Fueron días de angustia e incertidumbre. Los periodistas organizaron vigilias y plantones para exigir la liberación del equipo de Diario El Comercio, con la consigna Nos Faltan Tres.
El 28 de marzo, medios colombianos difundieron la noticia de una supuesta liberación. Ecuador armó un plan para recibirlos, pero todo se frustró por las operaciones del ejército colombiano en la frontera norte, según testimonios que constan en el proceso judicial.
El 12 de abril, el Frente Oliver Sinisterra informó que Paúl, Javier y Efraín fueron asesinados y responsabilizó al Gobierno por no concretar la negociación.
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Durante esos días el silencio de las autoridades del Ecuador fue desconcertante. En redes sociales circularon fotos de los tres comunicadores asesinados a tiros.
El 13 de abril, Moreno confirmó esa noticia. Hubo consternación nacional e indignación contra las autoridades del Ejecutivo.
El 21 de junio, el Ejército de Colombia localizó los cadáveres en Tumaco. Los restos fueron identificados en Cali y cuatro días después entregados a sus familiares.
Ellos siempre exigieron respuestas a los Gobiernos y dudaron de las versiones oficiales. Cuando les entregaron documentos descubrieron que era información irrelevante.
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