Testimonio de inseguridad en Quito: "logré neutralizar al delincuente que trató de robar en mi pastelería"

Los robos y asaltos en locales comerciales son recurrentes en el Distrito Metropolitano de Quito. Cada semana circulan videos de delincuentes armados que amedrentan a los empleados o dueños de los locales para llevarse dinero o mercadería.

A continuación, el testimonio de María (nombre protegido), quien evitó que un ladrón robe en su pastelería para personas diabéticas, la cual se ubica en el norte de la ciudad. El hecho quedó registrado en una grabación que se difundió en redes sociales:

"Todo ocurrió aproximadamente a las 13:00 del pasado jueves 13 de junio en mi negocio que se ubica en el norte de Quito. A esa hora, yo me dirigí hacia la cocina y la jornada transcurría con normalidad. Lo curioso es que aquí tenemos un timbre, tipo ding dong, que nunca sonó. Sin embargo, alcancé a escuchar un golpe extraño y cuando salí de la cocina me encontré con un individuo que estaba junto a la caja.

Al verlo dentro del mostrador, no le di tiempo para nada. Yo llevaba un frasco para preparar postres y lo golpeé en la cabeza. Luego lo sometí con una llave porque yo practico jiu jitsu, un arte marcial japonés. En ese momento, llamamos al guardia de seguridad para que lo retenga. Nos comunicamos con la Policía Nacional que llegó en 20 minutos.

Nos dijeron que el tipo no nos robó, por lo que no había delito. Igual se lo llevaron en la patrulla. El tipo no alcanzó a decirme nada. Ni siquiera me escuchó, pues le sometí al descuido.

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Él solamente alcanzó a saltar al mostrador y cuando se estaba incorporando le caí. No alcanzó sacar un cuchillo un otro tipo de arma. Le caí con el frasco en la cabeza. Luego, para que no pueda moverse, le empujé el mostrador sobre las piernas para que no tuviera la oportunidad de atacarme. No quería que me golpee. Lo logré con la bendición de Dios.

Lo pude contener. Después, cuando lo saqué, lo retuve pronto y no pudo llevarse nada. El señor era moreno, de baja estatura, de aproximamente 1,60 metros. Tenía la cara hinchada, con señales y marcas de todo tipo".

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