Quito: la ruta escondida ofrece agricultura y gastronomía a pocos minutos de la ciudad

La ruta inicia en Puéllaro, avanza por Perucho, Chavezpamba, Atahualpa y termina en San José de Minas.

Son cinco parroquias unidas bajo las misma creencias y por ello sus templos reciben a cientos de visitantes, como la Iglesia de San Pedro que data del año 1850 y ha sido construida en barro, madera y teja, o la la de la iglesía Nueva que su estructura es de un 85% de piedra y su edificación demoró treinta años.

Con un clima privilegiado la producción de café orgánico de Puéllaro se abre paso en el mercado nacional e internacional. Es único porque recibe la influencia de toda la aromática producción agrícola de la zona.

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En la parroquia de Perucho, desde hace 40 años se sembraron semillas de mandarina que ahora dan los resultados. Aquí, la iglesia tiene 319 años y fue fundada en 1700.

En la zona también se destaca la producción de aguacates, únicos en sabor y tamaño.

Con las mandarinas y el café han surgido nuevos emprendimientos como el pan de casa que tiene un sabor exclusivo.

A solo una ahora y media de Quito, la ruta escondida se abre al mundo como una gran alternativa turística para cualquier época del año.

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