Conozca el perfil del flamante Burgomaestre, quien es fanático de Liga Deportiva Universitaria de Quito. También sus retos y objetivos al frente de la capital del Ecuador.
El alcalde Pabel Muñoz López, de 47 años, maneja el perfil derecho en el fútbol, pero en la política se mueve con la izquierda. Cuando era más jóven, jugaba como 10, el armador del equipo, y ahora lo hace como volante de contención, de 5.
En su último partido con el club Ñañas, el Burgomaestre salió lesionado y fue en una cancha en donde también armó su equipo de concejales, quienes lo acompañan desde este lunes en el Cabildo quiteño. “Hay que entrar a hacer los goles, más aún siendo hincha de Liga Deportiva Universitaria”, dijo a Ecuavisa.
Es hijo único del matrimonio Muñoz López, aunque tiene un hermano menor, por el lado de su padre. No le gusta exponer a sus dos hijos. De hecho, hay escasas imágenes familiares. Junto a su esposa, Maybrit Rasmunsen, de ascendencia danesa latacungueña, se lo observó el día de las elecciones, el pasado 5 de febrero.
Egresado del Colegio Spellman, obtuvo el bachillerato en Ciencias sociales pese a que siempre mostrò su interés por los números. Conserva 15 amigos que siempre lo asesoran, de hecho uno de ellos siempre camina junto a él.
Se trata de Juan Carlos Gómez, quien destaca el sentido de responsabilidad del nuevo alcalde. “Tiene mucho apego por las causas sociales”.
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Se graduó de sociólogo en la Universidad Católica
Quienes lo conocen aseguran que ante una crisis guarda silencio, piensa, como si se tratara de resolver una operación matemática. No se exaspera, ni busca culpables, sus equipo de trabajo lo evalúa como un buen jefe.
Profesa la religión católica. Estudió en la Universidad del mismo nombre. La sociología lo inclinó hacia el mundo polìtico, es un convencido de que hay formas para acabar con la pobreza en el país. “Soy un ciudadano más. Ahora solo tengo un encargo de los quiteños. No tengo el poder para solventar los problemas desde la administración”.
Frente a las cámaras es serio, pero los amigos dicen que es bromista. A veces, usa el sarcasmo en los debates públicos. Basta ver cómo se refirió al covid-19 que adquirió el presidente Guillermo Lasso. “Me alegra dirigirme al Pleno, esta mañana estuve con coronavirus, pero ya estoy bien. Estoy contento de dirigirme a ustedes”.
En la actualidad, vive en un acomodado sector del norte de Quito. Mientras asume el reto de solucionar los problemas de la capital, cursa un doctorado en ciencias sociales en Argentina. Es hincha de Liga de Quito. Cuando no juega fútbol, escucha música, le gusta el rock clásico y cuando de fiestas se trata, el nuevo alcalde hace de DJ.
Es acérrimo defensor del extinto movimiento Alianza País. Admira profundamente a Rafael Correa. Dirigió la Secretaria Nacional de Planificación y Desarrollo (Senplades) y en la Asamblea Nacional fue jefe de bloque.
No oculta su nerviosismo y preocupación al momento de saltar a esta nueva cancha, en la que sus rivales serán los problemas de movilidad, pobreza, desempleo y planificación.
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