Aluvión en La Comuna y La Gasca dejó secuelas de dolor y angustia al cumplir un año

En la cancha de ecuavóley de La Comuna aún se vive con el recuerdo de lo que ocurrió, a las 18:35 del lunes 31 de enero del 2022, cuando un aluvión de piedras, lodo, troncos de árboles, escombros y basura mató a 28 personas y destruyó todo lo que encontró a su paso. Según datos del Municipio de Quito, más 500 damnificados hubo tras la emergencia.

El 31 de este mes se cumple un año de ese hecho y solo queda una pancarta gigante, de aproximadamente tres metros de altura, con las fotos de las víctimas de esa tragedia. Además, todos los fines de semana, un grupo de deportistas se reúne allí para jugar ecuavóley y mantener vivo el legado de ese espacio deportivo por el cual están dispuestos a luchar para que continúe.

Graciela Mora es representante de los afectados y cuenta que aproximadamente 16 menores de edad se quedaron en la orfandad. También hay gente que todavía no se recupera de las lesiones. "Hubo personas a las que se les gangrenaron las extremidades inferiores. A un compañero le amputaron la pierna. Tres personas necesitan ingresar a quirófano, pero no hemos tenido ayuda del Gobierno y del Municipio".

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Otro problema es que no pueden reconstruir completamente la cancha para dejarla como era antes. "Nos ofrecieron que la iban a readecuar y dejarla mejor de lo que estaba, pero no lo cumplieron. Tampoco en los temas de salud, huérfanos y sobrevivientes".

Entre los moradores se organizaron para readecuarla y alcanzaron a levantar los baños y una parte del cerramiento. Sin embargo, el Municipio suspendió las obras cuando terminaron de construir las baterías sanitarias. “El alcalde me dijo que le envíe un oficio para atendernos y no nos ha hecho caso. Le envié tres cartas y no ha hecho nada. Hay mucha indolencia”.

Pese a las quejas, desde la Alcaldía se ha reiterado que se ha dado atención permanente en el sector. En agosto del año pasado informó que con el Plan de Rehabilitación, Recuperación y Reactivación se asistió a 555 personas damnificadas y afectadas, destinando USD 8,4 millones para las ayudas sociales como la recuperación de viviendas, vehículos, motos y micronegocios. También se priorizó la salud, estabilidad mental y se canalizó un programa de canalización de aportes privados.

Destacó el trabajo articulado con el Ministerio de Inclusión Económica y Social, Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la cooperación internacional de Canadá, Cruz Roja, el Fondo Quito Solidario e instituciones privadas. Por ejemplo -según el Municipio de Quito- hubo un aporte de USD 200 mil de fondos no reembolsables por parte del BID, a través de la Cruz Roja para atención humanitaria.

Para el próximo Domingo 29 de enero será la misa por los muertos y sobrevivientes.

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"Eso fue algo inesperado que ocurrió pasadas las 18:00. Había llovizna y, de un momento para otro se escuchó un río muy fuerte con lodo y piedras que bajó desde la quebrada El Tejado en donde comenzó el aluvión.

Tuvimos pocos segundos para reaccionar. Yo escapé hacia un lado de la cancha, pero la fuerza de la corriente me arrastró unas cinco cuadras hacia abajo y terminé en una escuela que se llama 9 de Octubre. Por la gravedad de las heridas perdí mi pierna derecha.

Lamentablemente, la mayoría de gente que corrió hacia el frente murió ahogada y enterrada en lodo, piedras o troncos de árboles.

Yo me recuperé en un hospital y logré conseguir una prótesis gracias a las ayudas independientes. En mi caso fueron las fundaciones Hermano Miguel y Nueva Esperanza de Canadá.

Llevo cinco meses con la prótesis y me costó mucho recuperarme. Le pido al Municipio que se encargue de dar mantenimiento a las quebradas porque esta tragedia sí se pudo evitar".

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"La casa de mi hija está a lado de la cancha de ecuavóley y recibió toda la fuerza provocada por el golpe del aluvión que comenzó en la quebrada El Tejado, ubicada a dos cuadras de aquí.

Imagínese los golpes que aguantó esta vivienda. Ese día bajaron piedras, troncos de árboles, lodo y abundante basura que se impactaron contra este inmueble. Era como una pesadilla lo que vivimos ese 31 de enero del 2022.

Se destrozaron paredes, puertas, columnas y ventanas. Tuvimos que abrir huecos para sacar las grandes cantidades de lodo que se acumularon aquí. Nos quedamos sin nada, hasta unas mediaguas que tenía para arrendar se acabaron completamente. Hubo muchos ofrecimientos, de parte de las autoridades, pero nada se cumplió.

Me regalaron unos bloques para levantar un muro de contención que separa a mi propiedad de la cancha, pero estos eran demasiado delgados y no me sirvieron. Más bien tuve comprar otros bloques para terminar la pared grande. No podía quedarme expuesto a la calle con tanta delincuencia que acecha todo el tiempo.

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