23 mar 2024 , 19:34

La vicepresidenta Verónica Abad permanece en silencio tras el arresto de su hijo

Este viernes se informó que Francisco Barreiro iba a ser trasladado a la cárcel de máxima seguridad La Roca, ubicada en Guayaquil.

   

La vicepresidenta de la República, Verónica Abad, quien cumple funciones como embajadora de Ecuador en Israel, no se ha pronunciado sobre el arresto de su hijo mayor, Francisco Barreiro Abad, a quien se lo investiga por el posible delito de oferta para realizar tráfico de influencias.

Barreiro fue detenido la madrugada del jueves. El viernes un juez le ordenó cumplir prisión preventiva. Se informó que iba a ser trasladado a la cárcel de máxima seguridad La Roca, ubicada en Guayaquil.

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Durante su detención en Cuenca, el ahora procesado señaló que su aprehensión y esta investigación en su contra tiene motivos políticos. No obstante, la Fiscalía General del Estado (FGE) asegura que Barreriro recibió 3 400 dólares por ubicar a un hombre en un puesto de coordinador dentro de la Vicepresidencia de la República.

El delito de oferta para realizar tráfico de influencias se sanciona con tres a cinco años de cárcel.

Este caso, denominado Nene por la FGE, ha desatado un nuevo torbellino en la clase política por las implicaciones electorales de cara a los comicios de febrero de 2025. Asimismo, escala a otro punto el distanciamiento entre Noboa y Abad.

Alejada del Gobierno y con residencia en Israel, Abad ha dado muestras de resistir los desafíos de una ruptura política con el mandatario, con quien llegó al poder tras vencer en tándem en las votaciones extraordinarias de agosto del año pasado.

Analistas políticos consideran que la decisión de enviar al hijo de la vicepresidenta a una prisión de máxima seguridad es desproporcionada y aviva la posibilidad de que el fin consiguiente sea el de que ella se retire del escenario político.

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Y es que Noboa, que piensa presentarse a esos comicios para repetir el cargo en 2025, debería encargar la conducción del país a la vicepresidenta, como manda la Constitución, para poder dedicarse a la campaña electoral.

Si ello ocurriera, el posible cargo vacante de Abad debería ocuparlo otra persona designada por el Parlamento, incluso el mismo presidente del Legislativo, el socialcristiano Henry Kronfle.

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