El vicepresidente(a), una figura que puede llegar a ser incómoda en el ejercicio del poder
La importancia del vicepresidente se ha puesto en discusión en varias ocasiones, sobre todo en los momentos de mayor inestabilidad política en los que el país estuvo propenso a golpes de Estado.
Cuando a fines de la década de los sesenta, el cinco veces presidente de Ecuador, José María Velasco Ibarra, afirmó que los vicepresidentes eran “conspiradores a sueldo”, tras un recordado episodio de la política ecuatoriana ocurrido con su vicepresidente, Carlos Julio Arosemena, quien lo sacó del poder durante su cuarta administración, marcó -sin pensarlo- el cargo del Segundo Mandatario que posteriormente se lo ha vinculado como una figura incomoda para el presidente de turno.
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Justo en el gobierno que se terminó, el mismísimo Alfredo Borrero, vicepresidente de Guillermo Lasso, tomó la frase de Veleasco Ibarra cuando las luces apuntaban a él en el momento que el Primer Mandatario atravesaba un proceso de juicio político.
Borrero, aseguró que no recibió propuestas para tramar un plan contra el jefe de Estado y apeló a su "lealtad" y "honestidad" al proyecto político que lideraba Lasso, quien podía ser destituido por la Asamblea Nacional y ser reemplazado por el vicepresidente.
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Antes de eso, ya en el retorno a la democracia, llegados los ochenta, una desgracia puso al país en un momento difícil. El presidente ecuatoriano Jaime Roldos Aguilera y su comitiva fallecieron en un accidente de aviación en la provincia de Loja, un 24 de mayo de 1981, lo que generó que el vicepresidente de Roldós, Osvaldo Hurtado asuma la Presidencia y el Congreso Nacional nombrara como vicepresidente a León Roldós, hermano menor de Jaime.
Lo que vino después, explica el mismo Léon Roldós, fue una fricción pública y notoria, “pero siempre tuvimos la decisión de superarlo y conversar ya que en ese tiempo el vicepresidente se encargaba de la Presidencia cuando viajaba (al exterior) el presidente de la República, y se manejó todo con sobriedad, como tiene que ser la relación entre ambos funcionarios”.
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Sobre la relación Guillermo Lasso y Alfredo Borrero, Roldós comenta que tal vez la personalidad del exvicepresidente, a quien dice conocer, no abonaba para que sea una amenaza durante aquella gestión.
León Roldós, quien también fue candidato a la Presidencia de Ecuador en 2006, afirma que siempre será incómodo trabajar con alguien que está ahí, esperando ser el reemplazo cuando llegue la oportunidad. Eso ocurre en todos los ámbitos laborales, explica.
Pero, mira hacía atrás y confiesa que no es sano pensar que se deba prescindir del cargo de vicepresidente y lo califica de algo relativo a las circunstancias políticas. De hecho, narra sucesos del país donde hubo una marcada fractura democrática, y cita los años treinta, década en la que no hubo vicepresidente en el Ecuador y "se generaron interrupciones constantes porque habían interinazgos de mandatos".
“Por eso, en el año 1946 se incluye otra vez la figura del vicepresidente que hasta 1963 pasa a ocupar la Presidencia del Senado del Congreso Nacional. Y para 1978 se le asigno funciones de presidente del Consejo Nacional de Desarrollo, lo que duró hasta 1998, cuando se modificó la Constitución”, explica León Roldós, exvicepresidente.
En otros hechos curiosos de la historia política en Ecuador, Roldós describe las dos ocasiones en que la candidaturas a la Presidencia y a la Vicepresidencia de la República no constaban en la misma papeleta, es decir, aunque había un binomio, en dos elecciones los vicepresidentes fueron elegidos en una papeleta diferente.
El primer caso ocurrió en 1948 cuando Manuel Sotomayor y Luna resultó electo vicepresidente, mientras llegaba a la Presidencia Galo Plaza Lasso. Y el otro caso es el de Jorge Zavala Baquerizo, menciona Roldós, quien ganó en 1968 cuando Velasco Ibarra fue presidente en su última vez en el poder.
Y hay más, porque en 1851, siendo una novel República, la Constitución estableció que no existiera Vicepresidencia, pero esta medida duró muy poco y al siguiente año se restituyó el cargo.
Los vicepresidentes que no pasaron desapercibidos
La importancia del vicepresidente se ha puesto en discusión en varias ocasiones, sobre todo en los momentos de mayor inestabilidad política en los que el país estuvo propenso a golpes de Estado y los vicepresidentes tomaron protagonismo, o los casos en los que no terminaron su período.
El primero, tras el retorno de la democracia, se le atribuye a Alberto Dahik, vicepresidente de Sixto Durán Ballén, quien en 1995 estuvo a un paso de enfrentar un juicio político ante el escándalo de los fondos reservados, por lo que tuvo que renunciar y exiliarse en Costa Rica. Fue reemplazado por Eduardo Peña, que ejercía de ministro de Educación y debió ser escogido en el Congreso Nacional luego de una terna enviada por el presidente para poner un reemplazo.
Al poco tiempo llegó Abdalá Bucaram que solo estuvo seis meses en el poder tras ser destituido en 1997 y reemplazado, en un corto período de cinco días, por la vicepresidenta, Rosalía Arteaga, quien se convirtió en la primera mujer en Ecuador en ocupar la Presidencia. Sin embargo, al no tener el apoyo de las Fuerzas Armadas, también fue destituida por el Congreso que puso a su presidente, Fabian Alarcón, como el Primer Mandatario.
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En otros casos posteriores, Jamil Mahuad, presidente electo en 1998, fue reemplazado en el año 2000 en medio de una grave convulsión social ante una de las peores crisis económicas de Ecuador y el cierre de una decena de bancos que quebraron. A Mahuad, las Fuerzas Armadas le quitan el respaldo y deciden declarar al vicepresidente, Gustavo Noboa, como nuevo presidente con el apoyo del Congreso Nacional acusando de abandono de poder al Mandatario que se había exiliado en la Embajada de Chile.
Para el nuevo Siglo, con Lucio Gutierrez como presidente, quien llegó a Carondelet en el año 2003, se dio uno de los últimos episodios de inestabilidad política, cuando en 2005 su vicepresidente, Alfredo Palacio, tomó el poder respaldado por el Congreso Nacional que lo posesionó en medio de una de las jornadas de convulsión social más recordadas de la historia ecuatoriana. Palacio estuvo en el cargo hasta 2007 y entregó el cargo a Rafael Correa, quien había sido su ministro de Economía y Finanzas.
Finalmente, los últimos hechos con vicepresidentes como protagonistas ocurrieron en el pasado gobierno de Lenin Moreno, quien también fue Segundo Mandatario, y en dos ocasiones, en el binomio con el que la Revolución Ciudadana llegó al poder en sus dos primeras administraciones.
Moreno, en 2017 ganó la Presidencia de Ecuador teniendo como base precisamente su labor en el puesto de vicepresidente de Rafael Correa que le delegó la labor social, sobre todo en el ámbito de las personas con discapacidad. Pero ya en funciones como Primer Mandatario, le tocó gobernar con cuatro vicepresidentes.
El primero y quien lo acompañó en la papeleta fue Jorge Glas, pero tuvo que dejar el cargo antes de cumplir cinco meses tras ser detenido por su supuesta vinculación en actos ilícitos relacionados con el Caso Odebrecht. Dos días después de la salida de Glas llegó María Alejandra Vicuña, que fungía de ministra de Desarrollo Urbano y Vivienda en ese gobierno, y fue colocada como vicepresidente interina de la República.
Pero, a María Alejandra Vicuña el puesto también le duró poco, había sido formalizada en el cargo luego de constar en una terna que presentó el Primer Mandatario a la Asamblea Nacional en enero de 2018, sin embargo, en noviembre de ese años fue acusada de supuestamente haber exigido aportaciones económicas a uno de sus asesores durante su tiempo como asambleísta por la provincia del Guayas. La funcionaría rechazó las acusaciones y apuntó a intentos de desestabilización del gobierno, y tuvo que renunciar.
Tras la destitución de la exvicepresidenta Vicuña, en diciembre de 2018, Lenin Moreno presentó una nueva terna que incluía nombres propuestos por allegados. De esos nombres, Otto Sonnenholzner da su paso a la vida pública dentro de la política, pero tampoco cumplió con su periodo como vicepresidente y en julio de 2020 anunció que dejaría el cargo, cuando Ecuador atravesaba aún la emergencia sanitaria por covid 19.
El reemplazo de Sonnenholzner, quien regresó a la política este año para ser candidato a la Presidencia, fue la abogada María Alejandra Muñoz. Ella fue la tercera de una terna envíada por Moreno a la Asamblea en la que además constaban los ministros María Paula Romo y Juan Sebastian Roldan. Muñoz permaneció en el cargo hasta que asumieron Guillermo Lasso y Alfredo Borrero.
Ante la actual situación que viven Daniel Noboa y Veronica Abad, a quien Noboa le asignó la misión de ser “colaboradora para la paz y precautelar el escalamiento de la conflictividad entre Israel y Palestina”, Roldós considera desacertada la decisión del presidente "ya que muy poco puede hacer la funcionaría en ese conflicto internacional", agrega.
Con esta orden, Abad hará oficina en la Embajada de Ecuador en Israel en Tel Aviv, decisión que fue oficializada mediante la suscripción del Decreto Ejecutivo N° 27 y aceptada por Abad el pasado martes 28 de noviembre.
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Para León Roldós la fricción entre ambos no está siendo manejada adecuadamente. “No hay una buena relación en este momento, y el cuento de que se va a solucionar el problema entre Israel y Palestina, personalmente creo que es una manera de decir algo, pero nada más. No tiene la seriedad de una asignación”.
El exvicepresidente recomienda que en estos casos debe haber mucha serenidad para enfrentar este bache, “porque, además, está muy claro que la señora vicepresidenta está dispuesta a hacerle frente a cada cosa que pasa”, dice Roldós, quien además cree que este no es el principal problema en el gobierno de Noboa y que debe serenarse para lo que está por enfrentar.
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