Diana Salazar ha estado investigando los casos de corrupción y crimen más importantes de la historia del país

Diana Salazar se ha convertido en un referente nacional. Hace dos semanas fue motivo de una manifestación de apoyo en Quito para saludar su combate a la corrupción y ahora a la narcopolítica.

Los organizadores dijeron ser ciudadanos de a pie que también están movilizados contra el juicio político que impulsa el correísmo en la Asamblea Nacional.

Diana Salazar es producto de sus convicciones y de las circunstancias. Ella ha tenido que escarbar en áreas sensibles donde nadie ha llegado: el crimen organizado y sus tentáculos en el poder político y judicial.

Desde diciembre de 2023 impulsa procesos penales contra policías, fiscales, jueces, servidores judiciales y políticos que han estado al servicio del narcotráfico.

Ella y su equipo han sido creativos a la hora de bautizar los casos que han revelado realidades nuevas para el país: Metástasis, Purga, Plaga y Pantalla. La Fiscal podrá impulsarlos hasta abril de 2025, cuando terminará su periodo de seis años en la Fiscalía. No tiene opción de quedarse.

Su balance arranca en 2016. Estuvo detrás del Caso Fifa Gate, por el que se sentenció al expresidente de la Federación Ecuatoriana de Fútbol, Luis Chiriboga. Y en 2018, el Caso Odebrecht, que condenó al exvicepresidente Jorge Glas.

Su destacada participación la llevó a dirigir, en 2018, la Unidad de Análisis Financiero, UAFE, y en 2019 ganó el concurso de Fiscal General, convirtiéndose en la primera mujer afroecuatoriana en alcanzar ese cargo.

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El primer caso de connotación nacional fue el conocido Arroz Verde, luego denominado Sobornos. En 2020 consiguió la condena del expresidente Rafael Correa, su exvicepresidente Glas, cinco exministros y empresarios que pagaron coimas a cambio de contratos con el estado.

En 2021 destapó otro escándalo de Sobornos, esta vez en la Contraloría General del Estado. Logró una sentencia de 13 años de cárcel al excontralor Pablo Celi y el exgerente de Petroecuador, Pablo Flores, entre otros.

Otros casos impulsados por ella y en curso son Synohidro, Encuentro, Reconstrucción de Manabí, los procesos contra cuatro exvocales de la Judicatura, y el asesinato de Fernando Villavicencio.

Por todo esto, ella es la mujer más amenazada de muerte por el crimen organizado y considerada por Time entre las 100 personas más influentes del mundo en este momento. Mujer elegante, ella incluye entre sus prendas un chaleco antibalas y es, al igual que el presidente, la más protegida del país.