Mandela pagó con torturas y 27 años de cárcel su lucha contra la segregación racial de su país.
El hombre que pagó con torturas y 27 años de cárcel su lucha contra la segregación racial (apartheid) de su país, Nelson Mandela, murió hoy a los 95 años de edad.
El presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma, dijo que murió en paz rodeado de sus hijos, nietos y bisnietos en su casa de Johannesburgo.
"Fue el hijo más grande del país", aseveró el mandatario en su anuncio por televisión, retransmitido en vivo a muchos países.
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Nelson Mandela fue elegido en 1994 primer presidente negro de la historia de su país, dominado durante más de 40 años por el régimen segregacionista impuesto por la minoría blanca.
Madiba luchó contra el "apartheid" durante 67 años, 27 de ellos desde las cárceles del régimen, en las que contrajo la afección respiratoria que le postra ahora en el hospital.
Su obstinada batalla por la igualdad racial, así como su liderazgo de una transición modélica que permite vivir en paz a negros y blancos, le han valido una admiración casi unánime en Sudáfrica, que contiene la respiración y aguarda noticias.
Nace “el alborotador”
La región de Transkei de Sudáfrica es una tierra aislada a lo largo de la costa del océano Índico. Ahí, precisamente en la ciudad de Umtata, el 18 de julio de 1918 nació Nelson Mandela bajo el nombre de Rolihlahla Dalibhunga Mandela. Así le puso su padre, un jefe de tribu.
Su padre -Gadla Henry Mphakanyiswa- era rico, de acuerdo al promedio local. Tenía suficiente ganado como para pagar a cuatro esposas que le dieron 13 hijos. La tercera fue la madre de Rolihlahla, que significa “alborotador”.
Tenía solo 7 años cuando un profesor pensó que necesitaba un nombre más “conveniente” para la sociedad blanca. En su primer día de clases, su maestro le preguntó su nombre, y él dijo: Me llamo Rolihlahla Mandela. Y el maestro se revolvió un poco y le dijo: Bien, yo te llamaré Nelson. Ese día, cuando llegó a casa, le contó a su madre que su nuevo nombre era Nelson. Pero su madre no fue capaz de pronunciarlo y mucho menos llamarlo así. Sin embargo, desde entonces en el mundo blanco se llamó Nelson.
Para Nelson, la ilídica vida de niño de aldea terminó bruscamente cuando tenía nueve años. Ese año su padre murió y fue separado de su madre para vivir bajo la custodia del regente, quien dirigía el destino de la tribu de los Tembu. Ahí creció y fue formado para convertirse en jefe de su clan. No podía ser de otra manera, pues había nacido en una familia de jefes supremos.
Se forma el líder
Pero el espíritu rebelde de Mandela se rebeló contra su destino. En 1939 ingresa en la Universidad de Fort Hare (la única para negros en Sudáfrica) y se gradúo en Derecho. No pasó mucho tiempo para que se metiera en política y luchara contra las prácticas xenófobas del Apartheid.
Mandela, llamado como Tata por muchos africanos, había nacido negro en un país dominado por una minoría blanca que practicaba la exclusión racial. Y él no estaba dispuesto a aceptarlo. En 1948, el Partido Nacional de Sudáfrica (PN) había ganado unas elecciones en las que sólo podían votar los blancos. Enfrente tenía al Congreso Nacional Africano (CNA), formado en 1912 para luchar por los derechos de la población negra, al que se unió Mandela en 1942.
Como conocedor de leyes, recorrió Sudáfrica promoviendo actos de desobediencia civil, entre los que se incluyeron numerosas acciones violentas. Hasta que fue arrestado y acusado de alta traición. En 1961 es absuelto del cargo de alta traición, pasa a la clandestinidad y crea junto a otros colegas la Lanza de la Nación, brazo armado del CNA con el que cometen varios atentados.
Pero el 12 junio 1964 es condenado a cadena perpetua al ser acusado de sabotaje contra el Estado. El régimen de Pretoria lo consideraba un terrorista. No opinaba lo mismo la comunidad internacional, que orquestó desde 1980 una campaña para liberarlo. Ante tanta insistencia, en enero de 1985, Mandela recibe la oferta del presidente Peter Botha de ser liberarlo a cambio de renunciar a la violencia. Pero el líder la rechaza.
Hacia una sociedad libre y democrática
Después de 27 años entre cejas, Nelson mandela sale de la cárcel como un hombre libre. Era el 11 de febrero de 1990. Ha dedicado su vida a luchar para acabar con la dominación de una raza sobre otra. Esta liberación promete un nuevo capítulo sobre la historia de África.
De la mano de su esposa Winnie, Nelson sale de la cárcel y, entre aclamaciones, da su primer paseo en libertad en casi tres décadas, arrastrando tras él a todo el país hacia un régimen democrático. El 6 de julio de 1991 es nombrado presidente del CNA por aclamación.
Abril de 1994
Es elegido como el primer presidente negro de Sudáfrica. Una vez en el poder, Mandela mantuvo la coherencia. No se aferró al sillón. Se retiró cuando llegó el momento y siguió luchando desde la segunda fila por causas que ha considerado nobles, como la erradicación del sida o de la pobreza en África. Además, su experiencia le ha convertido en mediador en los conflictos de Angola, Burundi y República Democrática del Congo y ha recibido numerosos homenajes en todo el mundo, como el Premio Nobel de la Paz en 1993.
"Siempre he atesorado el ideal de una sociedad libre y democrática, en la que las personas puedan vivir juntas en armonía y con igualdad de oportunidades. Es un ideal por el que espero vivir y, si es necesario, es un ideal por el que estoy dispuesto a morir". Lo dijo en 1961. Por ese alegato -esa ideología- fue llevado a prisión, y bajo el mismo fue que gobernó más allá de su país, su vida. El 16 de diciembre de 1997 anuncia su retirada de liderazgo del CNA y de la política. En el 2009 la ONU declara el 11 de noviembre el Día Internacional de Nelson Mandela.
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